lunes, 8 de noviembre de 2010

IMPERECEDERA HAMBRE

IMPERECEDERA HAMBRE

Según estadísticas oficiales, cada seis segundos, el tiempo de parpadear, muere de hambre una persona en el mundo, generalmente los más débiles, los niños. Un pequeño cálculo sobre la secuencia de esa mortalidad, nos arroja la cifra de 550.000 a 600.000 desheredados, que por falta del primer y básico recurso perecen anualmente.

Nuestro instintivo deseo, es apartarnos de cualquier tópico, para no calificar de terrorífica, caótica o vergonzosa la situación que acabamos de describir, nuestras íntimas sensaciones trascienden mucho más allá de esos acostumbrados tópicos; son unos sentimientos, que nuestro espíritu es incapaz de expresar con palabras, porque nuestra sensibilidad no ha sido capaz de encontrarlas o crearlas todavía, para manifestar nuestra desolación.

Año tras año, la FAO (Organismo Internacional para el desarrollo de la Alimentación y la Agricultura), así como algunas ONG, intentan reducir la cifra aproximativa de mil millones de personas sobre el planeta, que viven por debajo del umbral de la pobreza; esta expresión traducida en poder adquisitivo, equivale a intentar sobrevivir con la cantidad aproximada de 250 dólares mensuales, cuando incluso algunos grupos, no disponen de un dólar diario, sin que hasta la fecha, se haya conseguido modificar sustancialmente a la baja, esa cifra de mil millones de desamparados. Lo paradójico se manifiesta, cuando dentro de los países económicamente más desarrollados, también se sufre esa lacra; USA por ejemplo, cobija un 15% de su población bajo esas condiciones, también allí, los contenedores de basura, ayudan en parte a la manutención de unos 44 millones de personas, sobre los 300 de su población total. Otro ejemplo más cercano lo tenemos en España, donde el 20,8% de su población (TVE, 21-10-10), sobrevive por debajo del umbral de la pobreza. No hace falta mucha imaginación, para representarnos lo que tristemente está sucediendo a ese respecto, en tantos otros rincones del Tercer Mundo.

Han pasado ya los tiempos no muy lejanos, cuando el Hambre nunca dejó de existir, que habiendo una superproducción en años de bonanza, se quemaban cosechas o se arrojaban al mar parte de ellas, para mantener los precios de sus productos y la rentabilidad de los mismos. Ese problema actualmente se ha resuelto fácilmente, aprovechando la biomasa de esos excesos de producción, para la moderna fabricación de combustibles, al tiempo que se mantiene la competitividad de los mercados. ¿En aquéllos y estos tiempos, no habría mejor manera de aprovechar esos excesos de producción?. Propiamente incalificables son también otras situaciones vividas actualmente; un ejemplo, más que vergonzante, delictivo, son los 144.000 millones de dólares, que la banca internacional va a repartir en “bonus “ entre sus altos ejecutivos este año, como parte de supuestos beneficios, fondos principalmente provenientes de las inyecciones de liquidez, que esos bancos han debido recibir de las arcas estatales, para evitar una quiebra financiera internacional, provocada por una demencial especulación inmobiliaria, desarrollada exclusivamente por esos Organismos Financieros. No menos importante es el incumplimiento de la resolución 2626, XXV, 1970 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, por la cual los países económicamente más desarrollados, se comprometieron a la aportación de un 0,7% de su Producto Interior Bruto anual, a un Fondo Internacional, para ayudar al desarrollo económico de los países más necesitados, sin que hasta la fecha ninguna de las naciones comprometidas en aquella Asamblea, haya hecho realmente efectivo el compromiso contraído. En el mismo sentido, tampoco podemos olvidar, los siete billones de dólares depositados en paraísos fiscales, procedentes de las evasiones fiscales de empresas multinacionales (mispricing), incrementados por los resultados de delictivas operaciones del tráfico de armas, prostitución, estupefacientes, economías sumergidas, etc., etc. Sólo una décima parte de esa fraudulenta cantidad refugiada en esas cuevas de Alí-Babá, representaría poder destinar setecientos dólares, para cada uno de esos mil millones de necesitados, suficiente para paliar sus básicas e inmediatas carencias, así como para un inicial despegue económico y cultural; bien entendido, bajo un imprescindible control de Organismos Internacionales (hay que tener en cuenta, que las cantidades que afluyen anualmente a paraísos fiscales , procedentes de países del Tercer Mundo, superan el importe de las ayudas recibidas); son obligaciones que no dejan de ser deudas históricas, desde largos tiempos con ellos contraídas. Hemos de admitir, que nuestro precedente comentario no tiene más alcance que el de un utópico pensamiento; si lo hemos formulado, es solamente para representar gráficamente, el grado de dureza del músculo cardíaco humano.

Frenar la guerra de divisas, la reforma del FMI, la supervisión de los mercados financieros, y la disciplina fiscal del G20, componen el programa a desarrollar por el G20, los días 11 y 12 de noviembre en su próxima reunión de Seúl, “pequeñas batallitas” entre sus economías domésticas, que como de costumbre acabarán sin vencedores ni vencidos. En principio ninguno de los asuntos comentados en nuestra página, relacionados con la Miseria de la que tratan, está incluido en la hoja de ruta del G20, de su próxima reunión; sería interesante, para intentar conseguir algún resultado positivo de ese inminente encuentro, sobornar al Secretario de turno, para que de forma solapada, introdujera a debate en la orden del día, los artículos 22 y 25 del Código Internacional de los Derechos Humanos, sería entonces, cuando la foto de costumbre de ese G20, merecería ser enmarcada en su honor, aunque sólo fuera por la obtención de algún pequeño resultado, sobre lo debatido acerca de los mencionados artículos.

PS. Si verdaderamente te identificas o compartes alguno de los pensamientos de esta página Web, ¡por favor!, no te lo reserves, compártelo con alguien de tu entorno; ¡podemos despertar nuevas conciencias!. Ese es el único y verdadero fin que perseguimos.

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