jueves, 6 de noviembre de 2014

CATARSIS POLÍTICA


CATARSIS  POLÍTICA  

El dicho nos aconseja, “rectificar es de sabios”. Efectivamente, ¿quién en su vida, no ha experimentado la necesidad de cambiar ciertos  pensamientos, actitudes, dogmas, postulados, etc., percatándose del error o falsa concepción de alguna de sus ideas o posturas respecto a los mismos,  fueran esos de tipo político, religioso, social, económico, etc., y ha experimentado el beneficio, acierto e incluso la necesidad que había de adoptar ese cambio?. Generalmente, esos cambios se operan transcurrido el período de la juventud, cuando el ser humano alcanza una madurez de espíritu, para fijar los rasgos de su personalidad, que viene determinada principalmente por el medio donde se ha desarrollado su existencia. Una vez alcanzada esa estabilidad,  le resultará mucho más difícil, adoptar nuevos pensamientos, que entren en confrontación con sus ya definidas y adoptadas pautas políticas, religiosas, sociales, económicas, etc.

Hemos creído conveniente establecer el precedente preámbulo para relacionarlo directamente con el agitado y confuso pensamiento político que se está actualmente desarrollando en nuestro país, que está afortunadamente derivando hacia un total y necesario cambio de tendencia política, como única alternativa, para devolvernos una más que perdida estabilidad política, económica y social, triste y lamentable situación creada por la incompetencia y corrupción de un Sistema político bipartidista, que viene alternándose en el Poder durante 35 largos años, al cabo de los cuales vulgarmente se podría decir, han dejado España que no es capaz de reconocerla ni la madre que la parió.

Afortunadamente, la ciudadanía está superando el letargo político en que estaba sumida, merced al insufrible deterioro de su bienestar social, que no cesa de aumentar, de cuya situación nadie puede esperar, que sean los corruptos políticos que la han abocado a esta triste y lamentable situación económica y social, los que puedan ni quieran emprender  la enorme labor regenerativa política económica y social que necesita el país, ya que ello debería comportar su propio suicidio. Labor que lógica e indispensablemente debe ser asumida por un Sistema de gobierno, que haga tabla rasa de ese nefasto Sistema político bipartidista. No le cabe otra alternativa al país, para llevar a cabo una total regeneración política de todas las corruptas e incompetentes Instituciones de ese bipartidismo. Ya es vergüenza ajena la que está experimentando la ciudadanía, constatando la desvergüenza, descaro y prepotencia con la que ha actuado y continúan operando, aquéllos que en la práctica y realidad debieran ser nuestros mandados, y que valiéndose de nuestra pusilanimidad, se permiten mantenernos y someternos como dóciles esclavos subordinados. Mejor mañana que pasado, se está necesitando ese cambio político que reoriente España, por aquel camino del cual nunca debieron apartarla, para poder definitivamente gozar de unas democráticas Instituciones, que devuelvan al Pueblo su robada, violada y prostituida Soberanía.

Llegados al punto en que nos encontramos, es cuando queremos relacionar nuestro preámbulo, con el cambio político que está perentoriamente necesitando España, para devolverla a la senda de una verdadera Democracia. Ese camino afortunadamente, con verdadero entusiasmo y esperanza, ya ha empezado a ser andado por una importante legión de ciudadanos, ansiosos de recuperar su robada dignidad, para los cuales la confrontación del cambio en cuestión, no es contra su conciencia, sino contra el Poder económico que tiene sometido al corrupto Poder político que nos desgobierna. Una  confrontación contra su razón de ser, por razones obvias, obligatoriamente y de oficio hacia aquellas gentes que, “genética, física y moralmente” han estado, están y continuarán estándolo, estrecha e íntimamente relacionadas con el Poder económico ya descrito y con el mercenario y corrupto Poder político que lo defiende. Otro importante sector de la población, a la cual también se le puede aplicar esa confrontación, son aquellas gentes que creen y quieren mantenerse leales a unas siglas políticas, que actualmente y en la práctica no representan el ideal político para lo cual fueron  creadas, constituyendo todas ellas una sopa de siglas, que sólo sirven para mantenerse en un terreno de nadie, con lo cual no hacen más que perjudicarse a sí mismas y especialmente al democrático “sunami  político” que se está actualmente desarrollando en España, para subvertir el insufrible Sistema político que está acabando de asolar el país; será verdaderamente sabia su conducta, si son capaces de rectificar su sutil matiz político. Definitiva y racionalmente, la solución política que se necesita, mucho más que por una amalgama de siglas políticas, pasa por la innegable necesidad de una general catarsis de una suma de verdaderas voluntades democráticas. Para todas gentes de bien, resultará imperdonable y extremadamente negativo no comprender que así debe ser.

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