miércoles, 21 de abril de 2010

EL CANDIL DE DIÓGENES

EL CANDIL DE DIÓGENES

Mi abuelo materno, era mi mejor amigo, entre otras cosas había algo especial que me atraía hacia él, concretamente no la cantaba muy bien, pero bailaba excepcionalmente la jota, tenía especial predilección por una que rezaba:

La vergüenza ahora se vendeeee…
A dos mil pesetas la onzaaaaaa….
Por eso ahora, gastamos todos tan pocaaaa----

NOTA: Una onza 33 gramos, una docena de huevos 10 céntimos, jornal diario dos pesetas y la comida,....(eran valores económicos de aquel entonces)

Sin duda en aquel entonces, esa copla parodiaba acertadamente la picaresca de nuestro pueblo, pero es que en la actualidad se muestra como tan fiel reflejo de nuestros comportamientos, que visto el pasado más que sonoro fracaso, relacionado con el fallido y desierto concurso nacional, para adaptar letra a la música de nuestro himno, yo personalmente no encontraría nada descabellado, adoptar la letra de la jota preferida de mi abuelo, para llenar el hueco de nuestro himno nacional; descartaría y me opondría rotundamente adoptar la letra de las “OPERAS PRIMAS”, Matesa, Roldán, Conde, Palacio de la Música, La Jet de Marbella, Pabellón de Palma, Gurtel y un infinito etc., en sustitución de aquel bello recuerdo de mi abuelo.

Bien es verdad que todo evoluciona ¡y con qué rapidez!, uno siente nostalgia de aquellos viejos tiempos, sin duda el mismo Darwin se asustaría viendo cómo se confirman sus teorías, el inicial instinto de supervivencia de la raza humana, ha ido y continúa evolucionando a niveles de paroxismo, diríase que los humanos estamos compitiendo todos, por alcanzar la lista de los diez personajes más ricos del planeta, la pena es que lo intentamos de forma ilegal, otra cosa sería luchando de una manera decente, a buen seguro que si así fuera no se oiría hablar más de crisis económicas.

En lo que se refiera a nuestro país , ¿quién podría y quién debería poner un poco de orden en el cotarro?. Lo sabemos perfectamente, casi diariamente se nos muestran reunidos en la foto, disputándose la posición central de la instantánea, así como otras “posturas” tan perjudiciales para nuestras economías, pero todos tan contentos y felices en la foto.

¿Veremos algún día instalarse en nuestro país una política administrativa, que se salga de la regla imperante del “sinvergüenza y tú más”?, por el momento parecemos estar a años luz de tal situación, pero ellos impertérritos, con unas espaldas tan anchas , su descomunal reverso, y su habitual maestría, desde la acera de enfrente tratan todos de convencernos, que la culpa es del de turno. Diógenes con su candil buscaba un hombre, nosotros buscamos un político o ministro, entendiendo por ministro aquel personaje que administra inteligente y honradamente un bien público, aquél que va desde un humilde alcalde hasta el más alto cargo político, que excepcionalmente los hay, pero que no logran sobrevivir porque acaban siendo devorados por los tiburones de altos fondos.



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