miércoles, 14 de diciembre de 2022

LOS TRES PILARES DE UNA DEMOCRÁTICA CONSTITUCIÓN

 

LOS TRES PILARES DE UNA DEMOCRÁTICA CONSTITUCIÓN


El sublime vocablo “Constitución”, lo define nuestro Diccionario de la Lengua, como la Ley fundamental que básicamente concreta los derechos y obligaciones de los ciudadanos de un Estado, así como los poderes e instituciones políticas del mismo. En cuanto a las instituciones de cualquier Estado, en lo relativo a la importancia de las mismas, personalmente las clasificaría por el siguiente orden: Educación, Fiscalidad, Justicia, etc. (verdaderos pilares de cualquier Constitución), sin quitarles ninguna importancia al resto de ellas.

Y repito, si me inclino por considerar la Educación por encima de todas, es porque la Educación la considero indispensable para darle al ser humano, la indispensable , obligatoria y necesaria formación cultural que, lo habilite humanamente y socialmente para la correcta comprensión, interpretación y desarrollo de tan delicada y democrática labor institucional.

Así pienso que, para establecer el único Sistema educativo, que merece un país constitucionalmente laico como es España, resulta indispensable la implantación de una Educación, liberal, laica, gratuita y obligatoria hasta completar como mínimo la Educación General Básica, para habilitar a todos sus ciudadanos con la elemental Cultura, para la correcta interpretación y desarrollo de su Constitución, muy lejos todavía la Ciudadanía española de alcanzar ese nivel cultural, debido al ostracismo político y social a la que ha estado sometida, durante 40 años de una férrea y cruel Dictadura militar, a continuación seguida por una falsa Transición dictatorial, que todavía impera en nuestro país bajo el Sistema oligárquico, monárquico, nazi, fascista, impuesto por aquel nefasto Dictador, que cada día esta sumiendo más a España en un caos político, social y económico, del cual no se librará, hasta ver desparecer a través de su necesario e indispensable conocimiento cultural, los restos de aquel fascismo europeo de los años “30”, inducido por el eje Berlín-Roma-Madrid, todavía fuertemente enraizado en España.

¿Qué decir de la Fiscalidad”, el principal vector para el reparto de la Riqueza, donde en un país como el nuestro, más del 20% de su Producto Industrial Bruto escapa de esa Fiscalidad, equivalente a unos 200.000 millones de euros, que sometidos a impuestos alcanzan la evasión aproximada fiscal de 30.000 millones, equivalente a multiplicar 5 veces nuestro Presupuesto educativo anual, lo cual nos da una idea global de la importancia de ese vector fiscal, sobradamente suficiente esa pérdida fiscal, para establecer el definitivo Sistema educativo que de urgencia necesita España. Lo cual no quiere decir que se niegue una Educación Privada, tanto nacional como extranjera, pero totalmente sufragada por los responsables de los escolares; lo que tampoco obviaría para que el Estado acordase aquellas becas tanto nacionales como extranjeras, para todos aquellos escolares cuyas cualidades y capacidades lo mereciesen, cual fuera su condición o clase. Esa es la modélica Educación que merece cualquier moderno Estado de Derecho.

En cuanto a la Justicia, ¿qué pensar de ella, cuando está secuestrada por sus lazos políticos, y no regularmente normalizada?, pues que se van al garete el resto de todas las otras Instituciones de una falsa e inoperante Constitución, convertido ese Estado en un país sin Ley.


He tratado de sintetizar mi pensamiento de la manera más sincera, humilde y honesta posible, para despertar las dormidas y acomodadas conciencias de este país, anclado todavía en el obsoleto, anacrónico, medieval y regresivo Sistema oligárquico, monárquico, nazi, fascista impuesto por nuestro nefasto y último Dictador. Brutalmente y broncamente envalentonado ese Sistema, por la lógica pérdida de Poder que está experimentando, acuciado por un amorfo Gobierno “progresista”, navegando y dudando entre una moderna y pura Social Democracia y una incompatible “Social Democracia Monárquica”, en cuya situación debe definir cuanto antes su definitiva postura, donde a falta de lo cual, deberá ser el Pueblo exclusivamente, quien culturalmente, inteligentemente, democráticamente y pacíficamente, el que a través de las urnas, debe inexcusablemente ser quien decida el Futuro que merece España.



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