domingo, 22 de marzo de 2020

EL COVID-19

EL “COVID-19”
Respecto al virus de la “La Gripe Española”, iniciado su desarrollo durante la primera Gran Guerra (1914-1918), y que acabó superándose en el 1919, se puede estimar interesante y aleccionador rememorar sus datos, para establecer una simple comparación, con el que nos aqueja actualmente, de relevante importancia médica, tan sorpresivo como aquél, para nuestra Investigación Científica.
Veamos los datos de aquél: Iniciado en 1917, sin que nunca se haya precisado exactamente el lugar donde se inició el desarrollo de aquel virus, adjetivado como español, sin ningún fundamento oficial. Su pandemia finalizó en el año 1919, cobrándose entre 20 y 40 millones de víctimas, sobre una población de aquella época, de unos 1.500 millones de habitantes.
Desde aquella catástrofe, la Ciencia no ha cesado de investigar y combatir con nuevas vacunas, todas y cada una de las cepas de esos grupos de virus gripales, que año tras año van apareciendo, pero el actual virus está resultando, un díscolo elemento para la Ciencia médica, catalogado, pero todavía desconocido por ella hasta el momento; a ese respecto, cabe la esperanza de que la Investigación Científica, sepa atajar con su labor, con la ventaja de su Planeta en “pacífica situación”, así como la disposición de mayores medios materiales y conocimientos científicos, para solucionar cuanto antes nuestro grave problema actual, que hasta la fecha se ha cobrado, unas decenas de miles de víctimas, sobre una población de 7.500 millones de habitantes.
Para delimitar las negativas causas, del actual Covi-19, y las de tantos otros, cabe sin ninguna duda, atribuirlo al grave deterioro del Sistema Inmunitario humano, provocado principalmente por una serie de importantes y negativos factores, tanto materiales como psíquicos; citemos como materiales, su dieta alimenticia, donde no dejan sus alimentos de estar desnaturalizados y contaminados por hormonas, insecticidas, plaguicidas, aditivos industriales, productos transgénicos….etc., etc.; su aire contaminado por una constante y progresiva polución, y su consiguiente Cambio Climático, que favorece la expansión de especies de insectos portadores de enfermedades, de zonas meridionales hacia las septentrionales; sus aguas cargadas con los residuos industriales, que la Industria verte continuamente en sus ríos y mares, y como guinda del pastel, su excesivo consumo de antibióticos, tabaquismo, alcoholismo, drogas; y por último la tierra, sobre explotada y cargada, con una innumerable cantidad de productos químicos, así como el subsuelo, que contaminan todos nuestros productos del campo. No menos importante, es el rol que juegan los factores psicológicos en el deterioro inmunitario, a causa del precario Bienestar económico, social y laboral, al que estamos sometidos los seres humanos, que genera en nosotros una destructiva labor fisiológica y moral, en forma de agudas angustias y preocupaciones, a causa de los problemas laborales, económicos, personales, familiares, y otros, que paulatinamente, también influyen sobremanera en el deterioro de nuestro Sistema Inmunitario. Todos los factores citados, generando la aparición de nuevas y raras enfermedades, una global situación, que a buen seguro irá provocando y facilitando en en el futuro, ya presente, más y más, la invasión de nuevos y sorpresivos virus, debido a la mengua de nuestras defensas naturales, provocado por nuestro artificial y antinatural Sistema de vida.
Todo lo que dejo expuesto hasta aquí, lo hago humildemente y a título estrictamente personal, sin estar en posesión de ninguna licenciatura médica oficial, únicamente basado, en el conocimiento médico que me proporcionaron, el seguimiento de varios cursos de medicina naturista.
Como colofón del general pensamiento que dejo expuesto, debo sinceramente manifestar, que lo hago con toda humildad, y sin ánimo de provocar ninguna manifestación de inquietud, temor o alarma, sino todo lo contrario, entre aquéllos que ocasionalmente den lectura a este escrito.
La foto adjunta, corresponde a un hospital militar, instalado en Camp Funston, Kansas, USA, año 1918, para el tratamiento de la"Gripe española".

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