NOSTRADAMUS,
EL CALENDARIO MAYA Y OTROS ARMAGEDONES
La
posibilidad de una catástrofe, provocada por fuerzas sobrenaturales, que puedan
causar el fin de nuestra existencia o de nuestra Civilización, para mal de muchos
y bien de pocos, ha sido y continúa siendo alimentada, por una serie de
diferentes creencias religiosas y profecías de diferentes personajes a lo largo
de toda la Historia. Generalmente todas las predicciones relacionadas con esa
hipotética catástrofe, siempre son de nuevo recordadas, cuando catástrofes
naturales o de tipo social o humano golpean duramente nuestra situación global,
como es el caso actualmente.
Si
hemos de ser sinceros, en cuanto a nuestra supervivencia sobre el Planeta , ninguno
de los vaticinios del epígrafe o cualquier otro de la índole, ha conseguido
perturbar nuestro espíritu acerca de nuestra
seguridad y confianza sobre una futura y larga existencia de la Humanidad sobre
la Tierra. Ahora bien, nuestras
sensaciones de supervivencia no son tan positivas, cuando pensamos en la
posibilidad de un brusco e inesperado accidente geofísico sufrido por nuestro
Planeta, o reflexionamos acerca del inmenso poder destructor que obra en manos
del ser humano. Veamos nuestras reflexiones al respecto, subdivididas en dos
diferentes aspectos, de una parte los posibles accidentes derivados a partir
de fenómenos naturales, y en el otro supuesto, los posibles
accidentes provocados por la estupidez humana.
Respecto
al primer supuesto, modernos geólogos y
geofísicos, parecen haberse puesto de acuerdo, en que el nacimiento de nuestra
Madre Tierra tuvo lugar hace 4.400 ó 4.500 millones de años. Esos mismos
científicos nos confirman, que en el transcurso de ese tiempo, nuestro actual Planeta partiendo de una masa incandescente,
el paulatino enfriamiento de ésta
se convirtió en una masa terrestre,
rodeada por una enorme masa líquida, ambas masas sometidas a unas fuerzas
telúricas, cuya influencia distribuyó el
peso de aquella enorme masa terrestre de manera más o menos proporcional, a lo
largo y ancho de la masa líquida, formando los cinco Continentes.
Es a
partir del momento que las condiciones medioambientales del Planeta fueron las
apropiadas, que el proceso bioquímico unicelular, iniciado hace millones de
años, propició las primeras formas de vida, cuyo proceso evolutivo
pluricelular, ha conformado a lo largo de millones de años, las diferentes
formas de vida terrestres y marítimas existentes y desaparecidas, todas ellas
sin excepción, programadas y desarrolladas a través del ADN (ácido desoxirribonucléico)
de su base unicelular.
Numerosos han sido los estudios y teorías
formuladas por geólogos y geofísicos, para explicar los naturales y enormes
cambios sufridos por nuestro Planeta durante millones de años, tales como
glaciaciones, explosiones solares, impactos de meteoritos, terremotos,
erupciones volcánicas, cambios climáticos, inversión de los polos magnéticos, etc.,
fenómenos que a través de una permanente y espaciada sucesión, han
determinado la actual configuración geofísica
de nuestro Planeta, con su incontable número de formas de vida vegetal y animal
terrestres y marítimas.
Para
comprender los enormes cambios sufridos por nuestro planeta, como resultado de
fenómenos naturales, hemos de hacer un verdadero esfuerzo mental, para poder equiparar
nuestro limitado sentido del tiempo, con el que ha precisado la Tierra en su
lenta evolución durante esos millones de años, válganos el ejemplo de la disgregación de aquella masa
terrestre inicial, desplazada centímetro
a centímetro, hasta formar los cinco Continentes, sujetos desde el inicio hasta
nuestros días, a un casi imperceptible y
perpetuo movimiento.
Hemos
considerado conveniente hacer un breve resumen de la evolución geofísica de la
Tierra, para justificar nuestro rechazo a cualquier esotérico vaticinio humano
relativo al fin de nuestro Mundo, aceptando únicamente la posible desaparición
de nuestra especie, como ha ocurrido con otras, por ejemplo la de los
dinosaurios hace unos sesenta y cinco millones de años, a causa de alguno de
los fenómenos naturales sufridos en aquel periodo. ¿Qué fenómeno
natural podrá hipotéticamente ser el causante de una catástrofe, para provocar el establecimiento de nuevas
formas de vida sobre nuestro Planeta?, simplemente, alguno de los ya descritos
anteriormente, ¡la Historia lo contará,
si permanece alguien para escribirla!; a este respecto podemos sino descartar
esa posibilidad, como mínimo dejarnos indiferentes por mucho tiempo ese
pensamiento, teniendo en cuenta que nuestra primera abuelita “Lucy”, vino al
mundo hace aproximadamente 3 millones de años, cuyos descendientes de no
cometer alguna “grave tontería”, bien podrían superar durante otros tantos
millones de años, su penosa existencia sobre esta “atormentada” Tierra, donde
afortunadamente, nosotros pobres mortales, sólo hemos de sufrir esa experiencia no mucho más allá de los cien años, en el
mayor de los casos.
En cuanto
a la segunda posibilidad, es decir una catástrofe provocada por la
irracionalidad humana, la consideramos
mucho más factible en el tiempo, que otra de tipo natural, habida cuenta del
imparable progreso científico, del que lamentablemente ya se experimentaron sus
terribles efectos en un próximo pasado, ¡¡¡estando
todavía en aquel tiempo en fase de experimentación aquel ”progreso”!!!, y que actualmente aquel destructivo poder
científico, se ha visto mil veces superado por recientes y constantes experimentos
de tipo físico y bioquímico, en manos y bajo el control de “pobres diablos”, sujetos en
cualquier momento al desequilibrio de sus conductas.
Todos
nuestros respetos para Nostradamus , el
Calendario Maya (del cual supuestamente conoceremos su desenlace a finales de este
año) u otros Armagedones; en todo caso, si algo verdaderamente nos preocupa, no
son esos vaticinios, sino la
irracionalidad con que el “supuesto ser racional”, hace uso del más elevado don
que le ha sido concedido, y que paradójicamente se está esforzando en descifrar; ¡¡¡vanos
intentos de descubrir la condición creativa de los cincuenta billones de células
que conforman su existencia, y algo más
insondable todavía, descubrir el espíritu que las anima!!!.
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