LAS ABUELAS DE LA PLAZA DE MAYO
Un doble amor las motiva
El que sienten por el de sus entrañas
Y el de las entrañas de sus entrañas
El último regalo de su vida
Furtivamente sustraído
La Plaza de Mayo es testigo
De su puntual fidelidad
Recuperar el tesoro perdido
Su postrer esperanza
El ronco rugido de la leona
Buscando sus cachorros
Se escucha por doquier
¿Dónde estarán sus cachorrillos?
Cuando uno entre cien aparece
La vieja leona
Puede “dormirse” en paz
Mas, ¿dónde se encuentran los otros?
Amparados por su punto final
Furtivos generales
Ocultan sus trofeos
Castigo merece el furtivo
Físico, el peor por inventar
Moral, no se puede aplicar
Su condición humana perdida
No puede experimentar
El hondo dolor de una abuelita
Buscando su vastaguillo
Un solo momento
De ese profundo dolor
Tiene más valor
Que toda una vida
De aquellos impúdicos
(A la especial atención de mis buenas relaciones pamperas)
sábado, 31 de julio de 2010
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