EL ESTADO DE
LA NACIÓN
Mañana 20 y
pasado mañana 21 de febrero, son dos días que el Gobierno ha escogido, para dar
cuenta en el Congreso del Estado de la Nación. A ese respecto nos preguntamos,
¿de qué puede darnos cuenta el Gobierno sobre el país, que nosotros no
conozcamos sobradamente mejor que el mismo Ejecutivo?.
Como de
costumbre y especialmente las reuniones del Congreso de estos dos próximos días,
sin equivocarnos en lo más mínimo, podemos predecir que van a desarrollarse dentro
de un negativo clima parlamentario, donde los discursos tanto dentro del Grupo
gubernamental, como de aquéllos de la Oposición, van a girar dentro del monólogo
“ y…, tú más” así como de las “herencias recibidas o entregadas”; así
discurrirán las sesiones, para tedio, desesperación y pérdida de tiempo, tanto
de actores como de espectadores.
De no
introducir algún elemento en esas reuniones que avive el interés de las mismas,
seríamos partidarios de avanzarles setenta y dos horas el fin de semana a
nuestros parlamentarios, para evitarnos una vergonzosa pérdida de tiempo.
El elemento
que con toda seguridad y necesidad animaría de entrada la primera sesión, sería
la presentación de una moción de censura al Gobierno, suscrita por todos los
Grupos de la Oposición, sin la abstención de ninguno de sus miembros, dando por
sobreentendido que aquél que se abstuviera, estaba comulgando con las erróneas,
e incompetentes formas de gobierno que está desarrollando el actual Ejecutivo,
que prácticamente tiene paralizado el país, navegando dentro de un clima de
inseguridad, desconfianza y corrupción.
Sabemos que
una moción de censura, puede ser rechazada por el Gobierno, amparado por la mayoría
que se le acordó en su día, cuya confianza acordada ha sido y continúa siendo
flagrantemente violada, donde sólo el incumplimiento de una de sus promesas,
debiera ser motivo suficiente para remover el Gobierno. Repetimos, el escudo de
su mayoría protege al Ejecutivo de cualquier ataque parlamentario, pero
nosotros creemos sinceramente, que si la moción de censura prosperase en la medida
que nosotros hemos propuesto,
automáticamente el Gobierno bajo un aspecto moral y ético se vería invalidado
para continuar en funciones, y se vería obligado a la convocación de nuevas
elecciones, que aunque puedan parecer desaconsejables en estos momentos, serían
sin ningún género de dudas la única alternativa de la que dispone el país, para
llevar a cabo la regeneración política, económica, social y judicial que
estamos perentoriamente necesitando.
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