NAVIDAD, JANUCÁ,
RAMADÁN, O EL AÑO DEL CONEJO
No negamos
el valor espiritual, social o familiar que sin duda tiene la Navidad en
Occidente, el Ramadán y la Janucá en Oriente Medio, o el Año del Conejo en
Extremo Oriente, así como celebraciones
semejantes en otros lugares; algo que nos cuesta comprender y admitir respecto
a esas celebraciones, es el incoherente costumbrismo consumista que se ha apoderado de esas
festividades, suplantando el supuesto valor espiritual, social, familiar o humano que debiera prevalecer.
Muy
importantes son los trastornos económicos, financieros y sociales que
están sufriendo nuestras Sociedades, a
causa de la actual Crisis económica, pero de modo más o menos latente, no es menos
importante la Crisis social que están sufriendo
nuestras Culturas, derivada de las fuentes que alimentan las precitadas
celebraciones, debido a las diferentes interpretaciones, que cada una de ellas
hace, respecto a sus respectivas creencias religiosas, que unido al perturbador
trasfondo económico existente, se convierte en un peligrosísimo factor a nivel
global. Para paliar los conflictos que crean esos enfrentamientos socio-religiosos,
nos parece oportuna la idea de una “Alianza de Civilizaciones”, pero
personalmente nosotros optaríamos por otra más concluyente y definitiva, se
trataría de una “Fusión de
Civilizaciones” en lugar de aquélla, puesto que analizándolo con un mínimo de
sentido común, hemos de admitir que la Sabiduría, Inteligencia y Poder, de la
Singularidad, Entidad o Fuerza Creadora del Cosmos que habitamos, en su
omnisciencia y omnisapiencia, no pudo equivocarse en el establecimiento de su perfecta
e inmutable universal Ley de Orden y Concierto, al aplicarla también sobre
nuestro “granito de arena”; universal Ley, por nosotros continuamente violada,
debido a las acomodaticias e interesadas interpretaciones, que de esa sencilla Ley han hecho supuestos “profetas” y continúan
haciendo actuales “líderes religiosos”, los cuales, si se tomasen un mínimo
tiempo de sana reflexión, deberían admitir que esa Ley es inmutable e
invariable para toda la Creación, sin distinción de raza y condición, ¡hasta los
simios están provistos del 98,00% de nuestro cromosoma genético!, la diferencia
del 2,00% representa el nivel de Inteligencia, de la cual ese inefable Poder
Superior se ha dignado dotarnos, y de la cual tan torpe uso hacemos, ¡si será en
algunos casos torpe ese uso!, que incluso algunos “racionales”, creen ser un
pueblo escogido por esa inefable Singularidad, si así fuera, su decisión de establecer
diferencias entre sus propios “hijos”, sería cuando se le podría imputar la
condición de veleidoso y “Mal Padre”, llámese Alá, Jehová, Manitú o cualquier
otro sagrado apelativo.
Cualquier
adulteración humana de esa universal Ley, siempre será un engaño o una piedra
de tropiezo, para quien no sepa o quiera reconocer la magnificencia de la misma.
¡Puede sonar a utopía!, pero estamos convencidos, de que un día llegará, en que
los humanos sepamos comprender y aceptar, que una Navidad, un Ramadán, una Janucá,
un Año de cualquier sagrado Animal, u
otras, acabarán inteligente y
necesariamente hermanándose en una misma y verdadera “UNICA CELEBRACIÓN”,
desterrando para siempre paganos,
obsoletos y anacrónicos dogmas, creencias y costumbres, fuente de peligrosos radicalismos y
fanatismos religiosos. La estupidez y el error no puede por mucho más tiempo, continuar guiando nuestras conductas, será el
momento de inflexión de nuestro actual Sistema de Cosas, excepto caso de que
decidamos precipitar acontecimientos, abortando ese proceso humanístico,
apretando algún que otro “botón rojo", ¡¡¡mejor no imaginarlo!!!; para evitar esa más que posible
eventualidad, deberíamos empezar por prohibirles a nuestros magnates políticos, sus inútiles reuniones en
Kyoto, Durbán, Nueva York, Bruselas, Moscú o Pekin, obligándolos a todos ellos a un
Seminario conjunto, incluidas las Altas Jerarquías eclesiásticas, sin el
derecho a abandonar ese encuentro, hasta no lograr un total consenso económico,
financiero y social global, lógicamente después de percatarse a través de su ”brain
storm” (tormenta de ideas), de todas las estupideces, errores y delitos cometidos,
con cierta justificación en el pasado, pero aberrantes “camino de Marte”.
Es un sentimiento muy
personal, el comentario que dejamos sinceramente expuesto, acerca de nuestra
Navidad y otras, que nos parece bien completar, con lo que para nosotros
significa lo que es la verdadera espiritualidad:
LA RELIGIÓN (preferimos la apelación
ESPIRITUALIDAD)
Primigenio gen espiritual
¡Cuán prolífica ha sido tu
posteridad!
Ansias de eternidad la
alimentaron
Recompensas a la bondad la
enaltecieron
Castigos al pecado la
confirmaron
Visiones de orden y
bienestar
Multitud de caminos
convergen
Pero falsos profetas los
adulteran
¡Peligrosos senderos!
¿Cómo escoger el limpio y
verdadero?
Labor difícil e ingente
La premisa es
indispensable
Sé fiel a tu conciencia
Que sólo tu libertad la
guíe
Ponle límites a ese
albedrío
Aquéllos que puedan
contener
Todo tu amor y respeto
Por toda la CREACION
Habrás encontrado
La verdadera religión
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