¿ EVOLUCIÓN
O INVOLUCIÓN DE LA MORAL?
La pregunta
del enunciado, va exclusivamente dirigida a nuestra propia conciencia; si la
argumentación de la respuesta, pretendiéramos exponerla en representación de
terceros, incurriríamos con toda seguridad en una conducta pretenciosa o
vanidosa; es por lo que vamos a tratar
de desarrollar nuestra respuesta, a esa complicada y compleja pregunta, en
función de nuestra personal percepción, acerca del mundo que nos rodea, que
engloba prácticamente toda la Humanidad.
Para fijar
el período de evolución o involución que tratamos de analizar, deberíamos partir de aquellas épocas, en que el ser
humano empezó a adoptar una incipiente estructura social, por los lejanos
tiempos del Neolítico (9000 años a.C.), cuando según expertos antropólogos, los humanos
empezaron a adoptar una vida sedentaria.
El cambio
que experimentó después aquel nomadismo, fue quizás el más importante eslabón del cambio, en la cadena
social del ser humano, pasando de su vida
nómada o recolectora (caza, pesca y recolección), a una vida sedentaria
y productora (agricultura y ganadería). Lógicamente, aquellos asentamientos
propiciaron el inicio de las primeras concentraciones humanas, en forma de
clanes, tribus y pueblos, que su expansión demográfica y geográfica acabó
convirtiendo en pequeños reinos, y así sucesivamente en todas las formas de
gobierno experimentadas hasta la fecha. Formas de vida nómadas, de ciertas
minorías étnicas persisten todavía, pero
éstas, están prácticamente integradas, bajo la jurisdicción de los países, donde
desarrollan su particular forma de vida.
El pasaje propiamente dicho del nomadismo al sedentarismo,
propicio obligatoriamente, la adopción de nuevos usos y costumbres, para el
desarrollo, organización, control y administración de aquellas nuevas
concentraciones humanas. En esa nueva Sociedad, contaba todavía la autoridad
patriarcal, guiada desde siempre por la experiencia adquirida y la capacidad
del patriarca para ponerla en práctica, en el bien del grupo, pero lógicamente,
aquella individual autoridad se reveló insuficiente, para el buen gobierno de
aquellas concentraciones de grupos. Como sucede actualmente e inevitablemente
continuará sucediendo, aquella incipiente nueva Sociedad, necesitaba de unas
elementales reglas, para el buen gobierno de la misma, en esencia prácticamente
las mismas que necesitan nuestras actuales Sociedades; pero, ¿ cómo legislar, promulgar, y ejecutar
aquellas básicas leyes de gobierno en aquellos tiempos, careciendo de los más elementales conocimientos del
derecho?.; ¿cómo armonizar aquel conglomerado de gentes, con sus particulares usos
y costumbres, su innumerable cantidad de
cultos y deidades, guiadas sus conductas por una primitiva ley de supervivencia?.
Repasando datos
prehistóricos, relativos a la casi totalidad de antiguas culturas conocidas, se
puede observar que, la respuesta a nuestras precedentes preguntas, nos viene
dada por el importante papel que
desempeñaron los elementos religiosos adoptados por aquellas sociedades, para
la instauración de las reglas y forma de gobierno de las mismas, así como su
indiscutible influencia, para la designación de sus gobernantes; se puede
asegurar incluso, que los acontecimientos de tipo guerrero o militar, también
venían abanderados y orientados por las facciones religiosas dominantes;
influencias religiosas, que en ese
sentido, no han dejado de manifestarse a
lo largo de todos los tiempos; no cabe la menor duda, aquellos “magos del esoterismo”, con sus postulados religiosos, fueron las
principales fuentes de Poder y Gobierno en la mayoría de las antiguas culturas,
apoyándose en la ingenuidad, falta de conocimientos y primitivismo de aquellas
gentes; hecho que lamentablemente continúa persistiendo en nuestras actuales
“culturas”, no ya basadas en aquel
primitivismo, sino como resultado de sus herencias culturales, costumbres que
como antaño, son la causa de serias confrontaciones entre Culturas, provocadas
por la radicalización y fanatismo de “sus magos religiosos”, hecho que unido
a una Crisis de tipo material o
económico, como la que padecemos actualmente, es más que suficiente para poner
el mundo “patas arriba”.
Hasta este
punto y de forma muy genérica, bajo
nuestra personal observación de la Historia Universal, hemos tratado de
sintetizar la evolución social del ser humano a lo largo de todos los tiempos,
a la que simultáneamente ha acompañado su evolución cultural, material o económica, y científica; examinando
la evolución de esos componentes en nuestras Sociedades, es cuando podemos
observar el enorme y paradójico contraste existente, cuando efectuamos una
comparación entre el enorme progreso cultural, material o económico, y científico realizado por el ser humano,
frente al pobre y equivocado progreso moral alcanzado; aquí es sin duda, donde radica la principal respuesta, a
nuestra pregunta del enunciado; el ser humano se ha visto constantemente
superado, por una evolución material, cuando debió ser la moral o humana, la
que debió orientar y prevalecer sobre aquélla. ¡Todo efecto es producto de una causa !.
¿Serán las esotéricas enseñanzas de
nuestros magos religiosos, la principal causa de nuestra involución moral o
humana?. ¡Ellos han sido desde los más lejanos tiempos, los que han pretendido
asumir la formación espiritual y moral del género humano!. ¡Estrepitoso fracaso
el suyo!
Hasta que el
ser humano no sea capaz de dominar alguna energía electromagnética, sensorial u
otra, que le permita desplazarse hasta los confines del Universo, para llevarlo
al encuentro del supuesto Responsable de su existencia, con el fin de que Aquel Supremo Poder lo instruya para la solución de todas sus dudas, miserias y problemas, éste deberá
seguir adoptando, la única solución que
hasta el momento ha sido capaz de poner en práctica, es decir, elegir libremente,
y bajo la influencia de sus complejos sentimientos y prejuicios, aquéllos que con su torpeza, continuarán sojuzgándole y oprimiendo; cuando no, brutalmente sometido a la autoridad
de tiránicos poderes; todo ello favorecido y propiciado, por el evidente
proceso de involución moral de nuestra Sociedad, en el desarrollo de los
valores humanos. El período de “Siembra”, lo estamos culminando a la perfección; el “Viento” que tan profusamente estamos sembrando, nos
augura la “Recolecta”, de una abundante “Tempestad”.
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