¿Quién puede poner en duda, tanto el planteamiento, como la solución de esa sencilla, pero trascendente ecuación?. A simple vista, el enunciado de esta página puede parecer un tanto sensacionalista y demagógico, pero nosotros lo consideramos perfectamente ajustado, para definir la deplorable situación que está atravesando nuestro Planeta, bajo cualquiera de los puntos de vista que se observe, sea social, financiero, económico, político, cultural, religioso, moral, etc., etc.
Aquéllos cuya postura espiritual o religiosa se sitúa entre los agnósticos, de la cual formamos parte, en algunos momentos, podemos lamentar no formar parte de aquéllos gnósticos, que tienen forjada su esperanza de un futuro mejor, basado en el resultado de un Armagedón o algo Semejante, para solucionar la insoportable MISERIA de nuestra actual Civilización; ¡¡¡ infantiles supuestos o creencias !!!, el Responsable de nuestra Existencia, está demasiado ocupado con miríadas de otros asuntos, mucho más importantes, para preocuparse de nuestros actuales “pequeños problemas”; respecto a éstos, que nadie ose atribuirle ninguna responsabilidad a Aquel; Él sabe y lo asume perfectamente, que la responsabilidad es toda nuestra, en ese sentido, tiene la conciencia tranquila, sabiendo que nos ha dotado de la Inteligencia necesaria, para poder solucionar sin su ayuda, todos nuestros problemas; es nuestra la entera responsabilidad de los mismos, al no saber valernos de nuestro innato don de la Inteligencia y la Razón, para el debido ordenamiento y desarrollo de nuestra Sociedad.
Bien es verdad, que para un correcto ordenamiento de la Sociedad, es imprescindible la creación y promulgación de normas, que la regulen individual y colectivamente; normas que para su buen funcionamiento y aplicación, deberían emanar de la exclusiva y soberana voluntad del pueblo, INSTITUTONACIONALIZADA esta, y delegada las atribuciones de su cumplimiento, en aquellos elementos del mismo pueblo, que demuestren su capacidad, voluntad y honestidad, para respetar y hacer respetar aquellas populares y soberanas normas. Actualmente en los países del Primer Mundo, disponemos de un poder infinitamente superior, con relación al de tiempos pasados, para hacer respetar nuestros derechos, así como una inimaginable cantidad de medios para llevarlo a cabo; sin embargo estamos viendo, que pese a esa favorable postura, la situación es cada vez más insostenible. A este respecto, podríamos plantearnos la siguiente pregunta, ¿a quién o a qué, responsabilizar de nuestro lamentable e insoportable estado de cosas?. Nuestra respuesta personal es contundente, la responsabilidad es ¡¡¡ exclusivamente nuestra !!! ; no hemos sabido delegar aquella SOBERANA VOLUNTAD, en aquellos elementos de nuestra Sociedad, que merezcan la confianza para el desarrollo de tan delicada labor. Ese compromiso, representa unas atribuciones, que van mucho más allá del juramento que prestan, ante sus “Sagrados Libros” o sus Constituciones. Ese compromiso debería estar indeleblemente grabado en sus conciencias, que con demasiada frecuencia prostituyen, en beneficio de sus privados y personales intereses, con el lógico menoscabo de los intereses públicos.
Los personajes políticos a los cuales acabamos de hacer referencia, al iniciar su andadura profesional, son perfectamente conscientes de las transgresiones de su juramento, pero la persistencia de sus conductas, acaban inmunizando sus malas conciencias, contra cualquier clase de sentimiento de responsabilidad o culpabilidad. A lo largo de los siglos, es a esa especie humana, a la que se le puede atribuir la responsabilidad de todos nuestros males presentes y pasados, desarrollados a través de clanes tribales, ineptas Monarquías, megalómanos emperadores, anárquicas Repúblicas, despiadadas Dictaduras, tiránicas Oligarquías, engañosas y falsas Democracias, y otros caducos sistemas políticos; responsabilidades compartidas con su “Gran Hermana”, la Religión.
Reconozcamos que sería un gran logro, una verdadera emancipación, librarnos de esa “troupe” de engreídos, corruptos, prepotentes, incompetentes, ávidos y demagógicos personajes (nuestras sinceras disculpas hacia aquél, cuya excepción confirma la regla), que torpemente guían nuestros destinos, ¡¡¡ paradójicamente !!! , bajo la autorización de nuestro propio mandato. Reflexionemos seria y profundamente sobre esa equivocada y sempiterna coyuntura; si meditamos honestamente sobre nuestra lamentable situación, bajo el amparo y la tutela de la sana RAZÓN, posiblemente demos con la SOLUCIÓN de los problemas, que hasta el momento no hemos encontrado.
Personalmente, la única vía que vislumbramos, para dar solución a nuestro global y caótico estado de cosas, es hacer tabla rasa de toda clase de sistemas políticos, económicos, financieros, sociales, militares,etc. etc., sin olvidar los dogmas religiosos, para dar paso a esa “PLANETARIA LEGIÓN DE INDIGNADOS”, que nos aporte la imprescindible “savia nueva”, para regenerar nuestra maltrecha, caduca, y corrupta Sociedad, a través de la INSTITUTONACIONALIZACIÓN del “PENSAMIENTO” de esa “frustrada e indignada” Marea Humana, donde la acción del SENTIDO COMÚN y la RAZÓN, de forma comunitaria y democrática, se sobreponga a nuestra individual y egocéntrica INTELIGENCIA, dominada continuamente por nuestro primitivo instinto de conservación, similar a la conducta de los cánidos, “escondiendo los huesos”, en previsión de un desconocido futuro.
No precisamos de la bola de cristal de ningún futurólogo, ni tampoco nos guía un espíritu catastrofista, para prever el futuro de nuestro destino, si no somos capaces de proveernos de un NUEVO ORDEN , con el establecimiento de radicales cambios en nuestra actual Sociedad; de no ser así, será la inmutable, perenne y universal “LEY DEL CAOS”, aquélla que obligatoriamente en un futuro no muy lejano, acabe con nuestra actual Civilización, a través de inimaginables, dolorosos, y traumáticos acontecimientos, que nos aportarán el CAMBIO, que nosotros no hayamos sido capaces de establecer; con lo cual nuestro actual “IMPERIO ECONÓMICO INDUSTRIAL”, en los anales de la historia, pasará a engrosar la lista de los extintos grandes Imperios, mongol, persa, romano, bizantino, árabe, entre otros.
Aquéllos cuya postura espiritual o religiosa se sitúa entre los agnósticos, de la cual formamos parte, en algunos momentos, podemos lamentar no formar parte de aquéllos gnósticos, que tienen forjada su esperanza de un futuro mejor, basado en el resultado de un Armagedón o algo Semejante, para solucionar la insoportable MISERIA de nuestra actual Civilización; ¡¡¡ infantiles supuestos o creencias !!!, el Responsable de nuestra Existencia, está demasiado ocupado con miríadas de otros asuntos, mucho más importantes, para preocuparse de nuestros actuales “pequeños problemas”; respecto a éstos, que nadie ose atribuirle ninguna responsabilidad a Aquel; Él sabe y lo asume perfectamente, que la responsabilidad es toda nuestra, en ese sentido, tiene la conciencia tranquila, sabiendo que nos ha dotado de la Inteligencia necesaria, para poder solucionar sin su ayuda, todos nuestros problemas; es nuestra la entera responsabilidad de los mismos, al no saber valernos de nuestro innato don de la Inteligencia y la Razón, para el debido ordenamiento y desarrollo de nuestra Sociedad.
Bien es verdad, que para un correcto ordenamiento de la Sociedad, es imprescindible la creación y promulgación de normas, que la regulen individual y colectivamente; normas que para su buen funcionamiento y aplicación, deberían emanar de la exclusiva y soberana voluntad del pueblo, INSTITUTONACIONALIZADA esta, y delegada las atribuciones de su cumplimiento, en aquellos elementos del mismo pueblo, que demuestren su capacidad, voluntad y honestidad, para respetar y hacer respetar aquellas populares y soberanas normas. Actualmente en los países del Primer Mundo, disponemos de un poder infinitamente superior, con relación al de tiempos pasados, para hacer respetar nuestros derechos, así como una inimaginable cantidad de medios para llevarlo a cabo; sin embargo estamos viendo, que pese a esa favorable postura, la situación es cada vez más insostenible. A este respecto, podríamos plantearnos la siguiente pregunta, ¿a quién o a qué, responsabilizar de nuestro lamentable e insoportable estado de cosas?. Nuestra respuesta personal es contundente, la responsabilidad es ¡¡¡ exclusivamente nuestra !!! ; no hemos sabido delegar aquella SOBERANA VOLUNTAD, en aquellos elementos de nuestra Sociedad, que merezcan la confianza para el desarrollo de tan delicada labor. Ese compromiso, representa unas atribuciones, que van mucho más allá del juramento que prestan, ante sus “Sagrados Libros” o sus Constituciones. Ese compromiso debería estar indeleblemente grabado en sus conciencias, que con demasiada frecuencia prostituyen, en beneficio de sus privados y personales intereses, con el lógico menoscabo de los intereses públicos.
Los personajes políticos a los cuales acabamos de hacer referencia, al iniciar su andadura profesional, son perfectamente conscientes de las transgresiones de su juramento, pero la persistencia de sus conductas, acaban inmunizando sus malas conciencias, contra cualquier clase de sentimiento de responsabilidad o culpabilidad. A lo largo de los siglos, es a esa especie humana, a la que se le puede atribuir la responsabilidad de todos nuestros males presentes y pasados, desarrollados a través de clanes tribales, ineptas Monarquías, megalómanos emperadores, anárquicas Repúblicas, despiadadas Dictaduras, tiránicas Oligarquías, engañosas y falsas Democracias, y otros caducos sistemas políticos; responsabilidades compartidas con su “Gran Hermana”, la Religión.
Reconozcamos que sería un gran logro, una verdadera emancipación, librarnos de esa “troupe” de engreídos, corruptos, prepotentes, incompetentes, ávidos y demagógicos personajes (nuestras sinceras disculpas hacia aquél, cuya excepción confirma la regla), que torpemente guían nuestros destinos, ¡¡¡ paradójicamente !!! , bajo la autorización de nuestro propio mandato. Reflexionemos seria y profundamente sobre esa equivocada y sempiterna coyuntura; si meditamos honestamente sobre nuestra lamentable situación, bajo el amparo y la tutela de la sana RAZÓN, posiblemente demos con la SOLUCIÓN de los problemas, que hasta el momento no hemos encontrado.
Personalmente, la única vía que vislumbramos, para dar solución a nuestro global y caótico estado de cosas, es hacer tabla rasa de toda clase de sistemas políticos, económicos, financieros, sociales, militares,etc. etc., sin olvidar los dogmas religiosos, para dar paso a esa “PLANETARIA LEGIÓN DE INDIGNADOS”, que nos aporte la imprescindible “savia nueva”, para regenerar nuestra maltrecha, caduca, y corrupta Sociedad, a través de la INSTITUTONACIONALIZACIÓN del “PENSAMIENTO” de esa “frustrada e indignada” Marea Humana, donde la acción del SENTIDO COMÚN y la RAZÓN, de forma comunitaria y democrática, se sobreponga a nuestra individual y egocéntrica INTELIGENCIA, dominada continuamente por nuestro primitivo instinto de conservación, similar a la conducta de los cánidos, “escondiendo los huesos”, en previsión de un desconocido futuro.
No precisamos de la bola de cristal de ningún futurólogo, ni tampoco nos guía un espíritu catastrofista, para prever el futuro de nuestro destino, si no somos capaces de proveernos de un NUEVO ORDEN , con el establecimiento de radicales cambios en nuestra actual Sociedad; de no ser así, será la inmutable, perenne y universal “LEY DEL CAOS”, aquélla que obligatoriamente en un futuro no muy lejano, acabe con nuestra actual Civilización, a través de inimaginables, dolorosos, y traumáticos acontecimientos, que nos aportarán el CAMBIO, que nosotros no hayamos sido capaces de establecer; con lo cual nuestro actual “IMPERIO ECONÓMICO INDUSTRIAL”, en los anales de la historia, pasará a engrosar la lista de los extintos grandes Imperios, mongol, persa, romano, bizantino, árabe, entre otros.
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