martes, 22 de marzo de 2011

MIRANDO HACIA OTRA PARTE

MIRANDO HACIA OTRA PARTE

Allá por el año 1885, en una Reunión celebrada en la ciudad de Berlín, un selecto grupo de “Conductores”, decidieron aprovechar su privilegiado status, para planificar y emprender largos y profundos rallys, a través del continente africano. Los poderosos medios de que disponían aquellas gentes para efectuar sus desplazamientos, y la seguridad que les otorgaba su avasallante prepotencia, las ofuscaron de tal manera, que no se detuvieron a pensar, en los peligros y consecuencias de aquellas aventuradas incursiones.

Al igual que lo hicieran los cascos del caballo de Atila, las poderosas monturas de aquellos irreflexivos expedicionarios, hollaron si cabe con más fuerza que aquel bruto animal, todos los terrenos que pisaron aquellos intrusos invasores.

Gloriosos y ostentosos fueron los retornos a sus lares, los de aquellos triunfantes expedicionarios. Allí había quedaba plantada su enseña, para dar prueba de su “presencia, arrogancia, y posesión”. Las marcas más poderosas de aquel tiempo, competían y ¡no de la manera más deportiva!, en aquellas disputadas “pruebas”; sabemos que en su totalidad se trataba de escuderías europeas.

Frenéticas fueron las actuaciones de aquellos participantes; polvo, miseria y destrucción son el recuerdo y el legado de sus intervenciones. Sembraron el viento y ahora recogen la tempestad, no tanto los causantes de aquel mal, como aquéllos que abandonados a su suerte, quedaron al amparo de aquellos baldíos y profanados lugares.

Después de su definitiva vuelta a casa, como si aquellas incursiones no tuvieran nada que ver con ellos, durante largo tiempo, han estado desviando su mirada hacia otra parte, ajenos a los daños y perjuicios ocasionados. Tampoco se tienen noticias de que ninguno de los participantes, haya presentado sus disculpas por aquellas abusivas intromisiones; lógicamente mucho menos, la de mostrar su voluntad para compensar o reparar aquellos daños, perjuicios y expolios.

Las “marcas” allí abandonadas, aun en el caso de que dispongan de buenos conductores autóctonos, no va a resultar una tarea fácil para ellos desarrollar su labor, puesto que para que una escudería funcione aceptablemente, el piloto es un importante factor, pero los servicios auxiliares lo son mucho más. La práctica carencia de esos adecuados “servicios”, será sin duda el principal obstáculo que habrán de superar, neófitos conductores, para vencer las difíciles pruebas que les esperan. Esas labores resultarán imposibles, hasta que nuevos, honestos, y competentes conductores, no consigan desplazar a los oportunistas, incompetentes y déspotas “pilotos”, que en la actualidad están acabando de arruinar, lo poco que dejaron en pie, aquellos intrusos aventureros.

Ningún rincón del continente africano se libra de las lamentables consecuencias, creadas por aquella larga, vejatoria y expoliadora invasión extranjera, ocasional y definitivamente interrumpida, merced a los efectos liberadores de la II Contienda Mundial.

Si aquellos antiguos y aprovechados intrusos, no quieren verse gravemente afectados, como está ya sucediendo, por el desespero y desorganización de aquellas pobres gentes abandonadas a su suerte (paradójico destino para la supuesta "cuna de la Humanidad), será imprescindible, que traten de colaborar seria, rápida, honesta y desinteresadamente con los medios necesarios, en la planificación y desarrollo de las indispensables medidas y coordinación de las mismas, para el restablecimiento y buen funcionamiento de aquellos “paddocks”, en manos de nuevos, revolucionarios e inexpertos “conductores”; sería una justa y debida compensación, por el tiempo que han estado mirando hacia otra parte.


PS. Web: MARTALEGUA, Blog generalista: martal2010.blogspot.com, Facebook: Marcial Artal Legua. Si verdaderamente te identificas o compartes alguno de los pensamientos de las páginas de esos medios, ¡por favor!, no te lo reserves, compártelo con alguien de tu entorno; ¡podemos despertar nuevas conciencias!. Ese es el único y verdadero fin que perseguimos.

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