SIONISMO
La situación por la que está atravesando Palestina desde la guerra de la Nakba, (en árabe “La Catástrofe), hasta nuestros días, debiera avergonzar a todos los israelíes y no menos a todos los musulmanes y cristianos, así como todas las sectas de esas tres radicales religiones y otras, que desde hace dos largos milenios en el caso de esas tres, se disputan el dominio de su falsa “Verdad”; los humanos dominados durante esa largo período por el radicalismo y fanatismo de sus respectivas creencias religiosas, imbuidas por sus respectivos gurús religiosos de aquellos lejanos tiempos, donde el total primitivismo e incultura de sus gentes, fue campo abonado para la siembra de unas falsas creencias, que en realidad constituyeron unos rudimentos de Derecho Civil, para mantener el Orden Social dentro de aquellas Tribus y Pueblos, enseñanzas que de entrada pudieron considerarse como la madre de la actual Política, favorecida esa en las actuales circunstancias, por una ancestral incultura y primitivismo de las gentes, que raya todavía la de aquellos tiempos, circunstancias que saben muy bien aprovechar, los modernos “gurús políticos” de nuestras actuales Sociedades.
Sociedades que, como la Humanidad nos está demostrando a lo largo de estos dos últimos milenios, aquellas influencias religiosas están bien ancladas en su genética, no como expresión de sus asimiladas enseñanzas morales, sino como resultado de su fanática, radical y obsoleta creencia en la posesión de su falsa “Verdad”. Radicalización y fanatismo, que unidos a su pobrísimo bagage cultural, transforma los seres humanos en “carne de cañón”, para un despiadado Sistema económico y social, completamente ajeno a las diferencias culturales de los contendientes, una situación muy favorable, para mantener el sucio y delictivo status económico y político del Sistema, que controla y dirige a su exclusivo interés y conveniencia, los destinos de las diferentes tendencias “culturales” de este todavía primitivo e inculto Mundo, el mejor y más adecuado clima político y social, para manipular, controlar y dirigir las continuas y sacrificadas víctimas, que inconscientemente mantienen ese criminal e impenitente Sistema.
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