OCHENTA AÑOS
DE RETRASO DE LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA
Un tiempo
prácticamente imposible de recuperar, para ponerse a la altura de cualquier
moderno Estado de Derecho. No solamente se trata de la imposibilidad práctica
de recuperarse de ese desfase democrático, sino también de la persistencia de
aquellas reliquias fascistas, nunca extirpadas en nuestro país, a raíz de la
permisividad manifestada de la parte de los vencedores de aquel fascismo
europeo, cuyos vestigios continuaron intactos en nuestro país, para convertirse
en una “neocolonia” de los vencedores de aquel mundial conflicto.
Aquel
fascismo continuó perpetuándose en nuestro país, bajo aparentes muestras de un
Cambio político, que todavía se está esperando en España, bajo el engañoso
signo de una falsa Transición, lo cual ha provocado y continúa provocando
situaciones políticas y sociales, propias de un país que sigue arrastrando
claros signos fascistas, nefasta herencia de aquella Dictadura militar, que no
solamente está provocando la continuidad de muchos de los usos y costumbres
políticos y sociales de aquellos 40 desoladores años, sino lo que es peor una
continua involución, para la construcción de un verdadero Estado de Derecho.
Prueba
irrefutable tanto a nivel nacional como internacional, es la vergonzante, corrupta e incompetente situación
política de nuestro país, en ese sentido netamente destacada dentro de la
Comunidad Europea. Difícil, muy difícil le va a resultar a nuestro país,
superar su grave situación política y social actual, que perdurará, hasta que
su Ciudadanía no consiga sacudirse de encima, la perjudicial situación política
y social desarrollada durante 80 largos años,
por un inducido ostracismo político ciudadano, convertido el Pueblo en
un práctico analfabeto funcional político y social, a la más pura merced de la
manipulación, de un corrupto, degenerado, despótico y antisocial Sistema
político.
Vista la
situación política, económica y social en la que se encuentra nuestro país, no
nos resulta difícil comprender y admitir, la enorme labor a desarrollar, para superar
la lamentable situación, a la que nos ha conducido durante 40 años un incompetente
e inútil Bipartidismo, éste prácticamente autodestruido ahogado en su propia
corrupción, baste convencerse para ello, pensando en los cientos de causas por
las que están siendo investigados, cada uno de los dos partidos. Llegados a esa
situación, se comprende perfectamente la regeneración política que necesita
nuestro país a nivel de todas sus Instituciones, sin exceptuar ninguna de
ellas; se comprende pues perfectamente, que el completo vuelco político que
debe experimentar nuestro arco parlamentario, que sólo podrá ser logrado a través de nuevas
fuerzas progresistas, que vengan a sustituir las ultra conservadoras y
corruptas fuerzas políticas, que han asolado España durante una falsa
Transición dictatorial franquista. Es por lo que, para llevar a cabo esa
perentoria regeneración política, basta ya de darle cancha a los restos de ese
viejo y caduco Bipartidismo, para dar paso a todos aquellos nuevos partidos que
representen una verdadera intención de Cambio, sabiendo bien distinguir los
restos de aquellos conservadores, que se presentan como progresistas con los
mismos collares, así como la de aquéllos que sutilmente disfrazados de progresistas,
son la quinta esencia del más puro conservadurismo. .
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