CONTINENTES VIOLADOS
El significado del título de referencia, a primera vista puede representar algo vago o impreciso, pero en la medida que podamos adentrarnos en la historia de esos territorios, empezaremos a comprender la verdadera significación del mismo.
Se sobreentiende, que cuando mencionamos esos violados continentes, nos referimos literal y especialmente a cuatro de los cinco que conforman la superficie terráquea de nuestro planeta. Es obvio considerar porque excluimos al quinto de ellos, por ser precisamente ese “quinto viejo continente”, el violador de los restantes. Pero, lo desolador de los hechos, es que el caso no acaba con esa irrefutable evidencia, porque los poderosos violadores, ávidos de más riquezas, después de haber esquilmado los ya mencionados continentes, se están atacando a los dos únicos restantes, las masas árticas y antárticas, ¡ como reserva ya sólo quedará parte de los fondos marinos!
Hecha esa introducción, cabe adentrarnos en el estudio histórico de cada uno de los cuatro continentes objeto de las mencionadas violaciones, tratando de resumir lo más sucintamente posible las deplorables invasiones sufridas por parte de los países del Viejo Continente, España e Inglaterra , a la cabeza de los más destacados intervencionistas, sin que el resto de muchos de ellos queden exentos de esas actuaciones. .
No sabríamos cual de los cuatro continentes merece mayor atención como ejemplo de esas violaciones, ya que resultaría muy difícil evaluar tanto cualitativa como cuantitativamente, cual de ellos ha sufrido las peores vejaciones y ultrajes . Por proximidad y porque quizás sea uno de los más maltratados y que sufre agudamente las causas de las intromisiones de las que ha sido objeto, nos inclinamos por darle prioridad al Continente Africano.
Para concentrarnos en la esencia y consecuencias de los hechos que queremos relatar, no es necesario remontarnos a épocas muy lejanas, pensamos que es suficiente empezar por la época de sus primeras exploraciones, ya que hasta ese momento, el continente había conservado su virginidad, si se exceptúa la corta dominación romana del alto Nilo y su parte norte, y la posterior árabe de la misma zona.
Partiendo de las visitas efectuadas por los primeros exploradores , no es difícil imaginar las bucólicas estampas de sus territorios vírgenes, únicamente alteradas por locales conflictos tribales o la necesaria lucha de los animales depredadores para atender sus necesidades vitales, si bien la más lamentable alteración, fue sin duda la visión de las incursiones en sus territorios, por parte de los traficantes de esclavos en su busca y captura. Siendo ese un mal endémico sufrido por sus nativos desde tiempos inmemoriales, acentuado durante los siglos XVI y XVII, para suministrar mano de obra a los incipientes estados norteamericanos, así como a las colonias hispano-portuguesas; labor realizada desde la costa occidental del Continente, por barcos de diferentes países dedicados especialmente al tráfico de esclavos; no siendo menos importante la realizada por los árabes desde la costa oriental. Esclavitud a la que ha estado sometida permanentemente no sólo el Continente africano, sino también buena parte de toda la Humanidad, sin repulsa de la parte de ningún organismo internacional, hasta que en la Convención sobre la Esclavitud, promovida por la Sociedad de Naciones y firmada el 25 de septiembre de 1926, la esclavitud fue abolida “oficialmente”, pero “reinstaurada” dictatorialmente a gran escala a partir de l939 hasta 1944 bajo el mandato del “MAXIMO DEFENSOR DE LA RAZA ARIA”, y todavía practicada en nuestros días de manera “sumergida”, en buena parte del planeta.
Fue a partir de aquellas primeras exploraciones cuando empezaron las causas de los problemas que está sufriendo actualmente ese Continente. Desde entonces empezaron los países exploradores a disputarse la posesión de aquellos territorios. Esos litigios quedaron zanjados en el año 1885 en la Conferencia de Berlín, donde tuvo lugar la repartición de Africa entre los principales países de Europa, ávidos de las inmensas riquezas allí depositadas, para suministrar a su naciente industria las materias primas necesarias, sin considerar para nada el inmenso menoscabo que aquello iba a representar para sus nativos.
No queremos adentrarnos en la enumeración individualizada de cada uno de los países que intervinieron en esa Conferencia, para eso es más que suficiente estudiar de forma objetiva e imparcial la historia de esas naciones, que curiosamente de forma pomposa y desvergonzada, integran aquellas actuaciones dentro de su historia, como logro de gloriosas gestas, no solamente las relativas al Continente africano, sino también las llevadas a cabo en cualquiera de los otros continentes. Sin lugar a dudas, debieron ser muchas las dificultades con que tropezaron los países intervinientes en aquella Conferencia de Berlín, hasta alcanzar un acuerdo final para el reparto del Continente , cosa menos difícil les resultó después, establecer las fronteras de sus nuevas posesiones a base de tiralíneas, sin tener en cuenta , que luego esos límites iban a ocasionar los problemas que actualmente están creando, habiendo integrado o desintegrado dentro de esas fronteras, diferentes etnias con sus diferentes idiomas, costumbres, religiones, formas de vida, etc., lo cual como ya hemos mencionado está provocando uno de los principales problemas que está sufriendo ese Continente. Podría compararse este caso asimilándolo al de una inmensa Yugoslavia, donde ya no es solamente el conflicto entre etnias y religiones, dentro de un mismo país, sino también la disputa del poder económico, político y religioso, entre sus mismos súbditos, todo ello dentro de un marco de enorme caos, falta de recursos y decadentes administraciones. ¡Todo ese panorama observado indiferentemente por parte de los países causantes de tamaña confusión!. Se puede objetar, que no es con total indiferencia como se está tratando esa situación, puesto que en el año 1970, la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 2626, XXV, propuso a los países económicamente ricos destinar un 0,7% de su Producto Interior Bruto anual a un Fondo Internacional, para paliar las difíciles situaciones políticas, económicas y sociales, que están padeciendo la mayoría de los países que sufrieron aquellas intromisiones, pero lamentablemente constatamos, que ninguno de los países ricos asistentes a aquella Reunión cumple los compromisos contraidos. A este respecto sería interesante realizar un cálculo, aunque sólo fuera aproximativo, para determinar ¿a cuánto ascendería el importe del valor de las riquezas expoliadas y sus correspondientes intereses?. No dudamos que si esas riquezas, debieran ser reembolsadas por esas naciones a los países expoliados, ese 0,7% que mezquinamente no llegan a sufragar, sería una cantidad ridícula, comparada con el alto importe del capital más intereses de los valores a reembolsar; ¡en algunos casos podría darse la circunstancia, de que dichos importes superasen incluso el valor de algunas de las anualidades de su PIB!. Lo lamentable del caso es que los países acreedores, sólo pueden intentar la devolución de esos patrimonios, luchando ciegamente con pateras a la deriva.
La pregunta es, ¿seremos algún día lo suficientemente sinceros y honestos para compensar a aquellos países los daños y perjuicios que en su día les ocasionamos?. Si así fuera, sería un logro humanitario para nosotros fuera de lo común, sino es así que Dios nos lo reclame y que a ellos se les restituya. Respecto a esa ayuda, caso de recibirla con regularidad y en su totalidad, podría significar para esos países el impulso necesario, para superar sus lamentables situaciones sociales y económicas. Damos por descontado que esos apoyos , deberían estar controlados por organismos oficiales internacionales, para evitar despilfarros y corrupción, favorecidos por los precarios sistemas administrativos de esos países.
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Con relación al tema que nos está ocupando y en orden a la importancia del mismo, sin duda el “Nuevo Mundo” es el segundo continente en importancia, y quizás no menos que el africano, aquél que sufrió y también continúa sufriendo, las consecuencias de las perniciosas intervenciones en sus territorios, por parte especial de España, Inglaterra, Portugal, Francia y otros en menor escala.
Al igual que sucedió con África, imaginamos la admiración que debieron experimentar los primeros colonizadores del continente americano, al pisar por primera vez su suelo, donde la Naturaleza era el único programador del diseño de su salvaje belleza.
Hemos de repetir que no aceptamos el término de “descubridor” que se le atribuye a Colón , más ajustado al caso que nos ocupa, sería más adecuado el de “invasor”, extensible a tantos otros como Vasco da Gama, Hernán Cortés, etc, así como a la inmensa turba anglosajona que irrumpió en la parte norte del continente, siendo españoles y portugueses los que ocuparon la zona central y sureña, mientras que poco tiempo después, eran ingleses y franceses los que empezaron a invadir la parte septentrional.
Es a partir del momento que Colón pisó tierra americana cuando podemos empezar a conocer y desarrollar la historia de ese continente, ya que anteriormente a ese momento, cualquier dato histórico sobre el mismo, ha de estar basado sobre descubrimientos arqueológicos.
Fueron formas muy distintas de colonización las que adoptaron españoles y portugueses, comparadas con las que desarrollaron ingleses y franceses. Las de los primeros podríamos calificarlas de expoliación y mestizaje, mientras que las de los segundos, sin lugar a dudas, deberían calificarse de pura y dura apropiación.
Si distintos fueron los métodos de colonización (más apropiado invasión) que se adoptaron en ambos hemisferios, también sus resultados han sido diametralmente opuestos. Tanto españoles como portugueses se ocuparon principalmente de esquilmar las riquezas de los territorios por ellos ocupados, para luego ser despilfarradas por los gobiernos de ineptas monarquías. Los ocupantes del norte fueron más expeditivos y prácticos; así mientras que los métodos empleados en su “colonización” por parte de hispano-portugueses derivaban de una mezcla de la “Cruz y el Arcabuz“, por parte anglosajona como queda dicho anteriormente, sus prácticas “coloniales” fueron mucho más sencillas y expeditivas, basadas exclusivamente en el poder y eficacia de sus “Colts y Winchesters”; la prueba definitiva de los métodos empleados por éstos, es que los cientos de miles de nativos y bisontes que poblaban la zona norte de ese Continente, han quedado reducidos a un puñado de ellos (agrupadas ambas especies en ghetos o reservas). La diferencia de los resultados obtenidos tanto sociales, como políticos o económicos en ambos hemisferios también es evidente, decadencia en el sur y esplendor en el norte. La pregunta que cabe formularse es, ¿cuál de los dos métodos empleados en la “colonización” del continente americano fue más detestable, el hispano-portugués o el anglo-francés?, pues si bárbaro fue el primero, no menos criminal y genocida fue el segundo.
Las difíciles situaciones económicas, sociales y políticas que sufren actualmente la mayoría de los países, dentro de los continentes afro-americanos y que derivan principalmente de las mentadas intervenciones en sus territorio por parte de los países de nuestro “primer mundo”, podrían darnos pie para desarrollar importantes debates, especialmente de orden humanitario, social, económico y político, que nos harían reflexionar, acerca de las indispensables medidas que deberían ser tomadas, por parte de nuestro “primer mundo”, para corregir las enormes desigualdades existentes entre las sociedades de esos continentes, más teniendo en cuenta que los principales culpables de esas injusticias, han sido y continúan siendo aquellos países que mantenían y continúan detentando el poder económico, militar y político sobre el planeta.
Pensar en el 13% del PIB mundial, los 7 billones de $ que tal cifra representa, y que esa es la cantidad del valor económico depositado en Paraísos Fiscales ( periódico Expansión 02-03-08), nos puede ayudar a darnos una idea precisa, acerca de la vergonzosa injusticia, practicada actualmente en el seno de la sociedad, de los países asistentes a la Asamblea General de las Naciones Unidas (1970, resolución 2626-XXV), donde se acordó destinar el 0,7% de su PIB anual a un Fondo Internacional, para la ayuda al desarrollo de las zonas más desfavorecidas del planeta. La primera reflexión que nos puede acudir a la mente relacionada con ese tema, es que esa “delictiva” cifra de 7 billones de dólares, representa aproximadamente 18 anualidades de ese mezquino 0,7% , que ninguna de las naciones comprometidas en aquella Asamblea ha llegado a sufragar en su totalidad, pero sí a colaborar en tamaño fraude fiscal de ¡7 billones de dólares!.¿Cabe acaso algún comentario a este respecto?. “NO COMMENT”.
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Genéricamente, nos hemos referido a las ingerencias sufridas por los continentes afro-americanos, así como a sus consecuencias. No dejan de tener importancia las soportadas por los dos continentes restantes objeto de nuestro estudio. A menor escala, pero con similares resultados, han sido las intervenciones realizadas en el pasado, tanto en el Continente Oceánico, como en el Asiático, por parte de los países del Viejo Continente,
La historia de lo sucedido en el Continente Oceánico, corre paralela con lo acontecido en el continente norteamericano, tanto en cuanto a invasiones sufridas, como a sus consecuencias. Sus territorios empezaron a ser explorados a principios del siglo XVI. Una marea de barcos principalmente españoles, ingleses, franceses, holandeses y otros empezaron a invadir sus territorios. En este sentido puede considerarse que las intervenciones más importantes por parte de sus “colonizadores” fueron las llevadas a cabo en Australia y el archipiélago neozelandés, todas ellas bajo los auspicios de la Corona Británica, cuyos territorios pasaron a formar parte de su Imperio, hasta la independencia de ambos territorios obtenida en el transcurso del siglo XX.
Desde hacía unos 42.000 años, los pueblos aborígenes poblaban esos territorios oceánicos. Oficialmente se calcula que en el siglo XVIII, cuando Inglaterra dio principio a la colonización de Australia, ésta estaba poblada por unos 250.000 aborígenes, configurados en 500 tribus, en 1901 fecha de su independencia ¡sólo quedaban 66.000!, ¿qué fue de aquellos 250.000 y sus descendientes?, ¡embarazosa pregunta!, de los 20 millones de habitantes que pueblan actualmente Australia, sólo el 2,4% es aborigen. A este respecto, al gobierno australiano le cabe la tardía dignidad de que, con fecha 13-02-08 (noticia de RTE de ese mismo día) pidió perdón a la población aborigen por los genocidios, atrocidades y abusos cometidos con ellos durante su colonización. Durante ese período, unos 100.000 niños fueron separados de sus familias para ser entregados a entidades religiosas y familias anglosajonas para “ser civilizados“, como ocurrió con los indios de Canadá. Al hilo de este asunto puesto que viene al caso, cabe preguntarse si el gobierno norteamericano y canadiense han mostrado la misma postura que el australiano, en cuanto a asumir idéntica culpa respecto a sus aborígenes. Salvo error u omisión, oficialmente esas disculpas se ignoran.
De no menos importancia, aunque a menor escala , fue lo sucedido en el archipiélago neozelandés, donde la actuación de sus colonizadores fue sin duda tan brutal como lo había sido en territorio australiano o norteamericano, de los 3,6 millones de habitantes que pueblan el archipiélago, sólo el 8,4% son aborígenes. Con esos datos se deduce claramente que la actuación de sus colonizadores respecto a sus aborígenes, fue la misma que la practicada por los colonizadores australianos.
Las intervenciones colonizadoras tanto en el continente norteamericano como en el oceánico, ha significado la desaparición de la casi totalidad de su población aborigen, así como de sus culturas y costumbres.
En cuanto al Continente Asiático propiamente dicho, las tentativas de colonización, con toda seguridad se vieron frenadas por la inmensidad de sus territorios y el poderoso muro del imperio chino-mongol, con lo cual, la principal actuación de ingleses, franceses, españoles y otros , se limitó al establecimiento de colonias costeras, tales como Hong-Kong, Islas Filipinas, Indochina, Ceylán , India,..que posteriormente después de su independencia no dejan de ser una fuente de conflictos a nivel político, económico, social y geoestratégico, prueba de ello es la lamentable situación creada tanto en Vietnam como en Corea y por contagio a casi todos los países de la zona costera de los océanos Pacífico e Indico.
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Después de haber analizado de forma bastante genérica, aunque lo más objetiva posible la situación económica y social sobre el planeta, se constata que alrededor de unos dos mil millones de personas (sobre seis mil millones que lo pueblan), disfrutan de un casi aceptable bienestar social, ya que el real y ostentoso está reservado para algunas docenas o máximo algunos cientos de ellas, con lo que con una simple sustracción, nos quedan por encima de los cuatro mil millones de habitantes, sino todos ellos al menos una buena parte, bajo un nivel de pobreza extrema, los cuales están llamando desesperadamente a nuestras puertas, para mendigar un mínimo sustento.
Vista la grave situación social, económica y política que asola buena parte de nuestro planeta, por razones humanitarias y ante deudas históricas contraídas, sería indispensable, apartando totalmente cualquier postura demagógica, racista, política o religiosa, adoptar las medidas de orden político y económico necesarias, en apoyo de esas deprimidas zonas.
No tenemos esperanza de que las precitadas medidas se adopten, más si pensamos que estas tienen que ser adoptadas por los poderes políticos de este mundo. Más bien creemos que para ello serían necesarios varios “meses de mayo franceses” a nivel universal, para que esos poderes políticos tomen conciencia de la verdadera y caótica situación económica, social y medioambiental que padece nuestro planeta.
Habiéndonos referido al mes de mayo francés, que nadie piense que estamos haciendo apología del anarquismo, nada más lejos de ahí. Respecto a ese mes , nos quedamos exclusivamente con la esencia de la revolución social que aquello quiso representar. Esa vía está abierta para cada uno de nosotros, la condición indispensable para podernos encarrilar, es renunciar a toda clase de egoísmo económico, político, social, religioso u otros. ¡ difícil alternativa!, pero es que por mucho que se intente , no se vislumbra otra en el horizonte , y lo peor del caso es que si no somos capaces de adoptar esa postura, con toda seguridad deberemos de soportar sus desagradables consecuencias, tanto más futuras generaciones que la nuestra.
PS. Si verdaderamente te identificas o compartes alguno de los pensamientos de esta página Web, ¡por favor!, no te lo reserves, compártelo con alguien de tu entorno; ¡podemos despertar nuevas conciencias!. Ese es el único y verdadero fin que perseguimos.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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