LA
CUADRATURA DEL CÍRCULO POLÍTICO ESPAÑOL
No
resulta exagerado, comparar la difícil solución de la cuadratura
del círculo, comparándola con la situación política que estamos
atravesando en España, desde el 28 de abril del corriente año.
Infinitamente mucho más fácil hubiera sido la formación de un
Gobierno en aquella fecha, sobre la misma base con la que se intenta
actualmente, pero lamentablemente, se le estableció un cordón
sanitario a la fuerza política, que decidía prácticamente la
formación de un Gobierno progresista entonces, y que ahora con un
abrazo se pretende rectificar las decisiones tomadas aquel 28A, pero
lamentablemente los resultados esperados para el 10N, pese a las
esperanzas depositadas en esos comicios, dieron al traste con lo
esperado; reconozcamos que el tiro le salió por la culata al ganador
de aquel 28A y también del 10N, con la sorpresa de que los votos
esperados, fueron a parar a las fuerzas políticas ultra montanas,
que nos han desgobernado desde aquel 18 de julio de 1936.
Por
si fuera poco, a la anormal y trastocada configuración política
resultante del 10N, a esta se le une el conflicto catalán, de cuyas
fuerzas políticas exclusivamente depende la formación de un
Gobierno progresista actualmente, cuya cúpula parte de ella se
encuentra en prisión, y otra parte huida de la Justicia, bajo
cargos de sedición y malversación de fondos, sentencia esa revocada
por el TSJE (Tribunal Superior de la Justicia Europea), de cuya
adopción, cien veces repetido por la fuerzas independentistas ,
depende el apoyo necesario para la formación de un Gobierno de
Cambio, para lo cual se necesita que ese fallo europeo sea aceptado
por el Tribunal Superior de Justicia español, sentencia inasumible
por ese, puesto que técnicamente significaría asumir una propia
incompetencia.
Esa
es la discordante situación política en la que se encuentra
actualmente España, un nudo gordiano, para cuya solución sólo
existen dos difíciles supuestos. El primero de ellos, que las
fuerzas republicanas catalanas acepten la formación de una mesa de
diálogo con el Gobierno a establecer, para la solución del
conflicto catalán, que difícilmente puede ser aceptada, por la
previa imposición de unos anticonstitucionales condicionantes, de
la parte de las fuerzas independentistas. El segundo supuesto sería
que alguna de las fuerzas conservadoras, le otorgase los 10 ó 15
votos necesarios para alcanzar la mayoría del grupo más votado, con
sus respectivas coaliciones, un supuesto tan improbable o más
difícil que el de la postura republicana catalana.
Lo
cierto es, que para la formación de un gobierno que verdadera y
democráticamente satisfaga al Pueblo y convenza a todo el mundo, ese
Gobierno debería depender solamente de un resultado de las urnas,
cuyo resultado acallaría las voces de aquellas fuerzas conservadoras
y ultra conservadoras, que actualmente se rasgan las vestiduras, por
el posible establecimiento de un Gobierno progresista, “bolivariano,
iraní, comunista…..etc”.
España
no se puede ni debe permitir por más tiempo, que la formación del
Gobierno que, perentoriamente está necesitando, dependa de un
anticonstitucional “mercadeo político”….., preferible unas
nuevas elecciones, aunque para nuestra vergüenza signifiquen unas
quintas elecciones en cuatro años, en nuestra ventaja jugaría un
importante elemento, la experiencia política adquirida en las cuatro
anteriores, que nos han debido aclarar sobradamente, la próxima
intención de nuestro voto.
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