CULTO A LA
PERSONALIDAD
Personalmente
rechazo de pleno el culto a la personalidad, especialmente referido a la
actividad política; deduzco que ese culto encumbra el personaje, que
ocasionalmente representa algún pensamiento, adaptado a los puntuales e importantes
cambios y necesidades políticas del momento para la Sociedad, pero que
limitándonos a ese culto, nada nuevo aportamos en apoyo de ese admirado
personaje y su proyecto, en su comprometida y delicada labor, inherente a
cualquier empresa política, que se revele como un cambio extremadamente
necesario para reorientar el rumbo político del país.
Los motivos
por los que rechazo ese culto personal, es por el hecho de que tanto a nivel
individual como colectivo, ese culto llega a formar un lazo tan estrecho con el
personaje que admiramos, que ese profundo
sentimiento anula nuestra propia personalidad, siendo ésta suplantada por el pensamiento
del personaje de nuestro culto político, lo cual nos encorseta en un modelo
monocolor, que aun siendo muy atractivo, práctico y modélico, restringe
nuestras posibilidades de desarrollo personal, y con ello la pérdida de seguros
valores para nuestro Proyecto, al seguir una rutinaria conducta, que
prácticamente anquilosa el modelo propuesto por nuestro admirado personaje.
Nuestro
compromiso en un continuo debate de ideas, es lo que nos permitirá un
enriquecimiento personal, al tiempo que servirá para ir afirmando las bases del
ideal que se persigue, así como las convicciones del propio líder, con el que
obligatoriamente debe contar cualquier organización, cual sea el género de la
misma.
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