LA POLITICA O LA CAJA DE PANDORA
“Aguirre se jacta de ayudar a IU en perjuicio de un hijoputa del PP (Expansión 30-01-10)”, entre otros similares titulares de casi toda la prensa nacional.
El arriba citado comentario, supuesto en “off”, pero todavía en “on”, del máximo representante de la Oposición en la Comunidad Madrileña (y porqué no admitirlo también, con secretas aspiraciones a un más alto cargo de rango nacional), ha destapado a todas luces la Caja de Pandora del partido de su militancia.
El comentario en cuestión, tiene base para poderlo enjuiciar bajo diversos puntos de vista, tanto político como económico o deontológico. Vamos a tratar de enjuiciarlo en cada una de esas vertientes:
Políticamente, desgraciadamente nos confirma, la intestina lucha que desde largo tiempo, se viene manifestando dentro del partido de la Oposición de la Comunidad Madrileña.
Económicamente, la lucha por el poder, para hacerse con las riendas del tercer Instituto Financiero más importante de España, se ha manifestado y sigue manifestándose sin ningún pudor dentro del partido, con una ferocidad demencial.
Bajo un punto de vista deontológico, más que enjuiciar, debería dictarse sentencia de culpabilidad por tamaña injuria. Se han menospreciado abiertamente las más elementales reglas que rigen la sociedad.
Hasta aquí, el caso que se comenta, si se tratara de un hecho aislado, podría pasarse por alto, pero las reiteradas confrontaciones que se vienen manifestando dentro del partido madrileño, en poco o nada benefician al conjunto de la política nacional, más teniendo en cuenta los sendos contenciosos administrativos, que el partido tiene abiertos y pendientes de resolución en sus bastiones de las Comunidades Madrileña, Balear y Valenciana.¡Desolador aspecto de orden interno y liderazgo, para un partido, que se presenta como única alternativa de gobierno!.
Respecto al “fino y delicado” adjetivo calificativo, pronunciado por el principal personaje del comentario que nos ocupa, sería oportuno preguntarle: ¿En los intereses de quién estaba Vd. pensando, al emitir aquel delicado vocablo?, ¿En los intereses de los cientos de miles de ahorradores de ese Organismo Financiero?, sólo se le pide sinceridad en la respuesta.
Como colofón, permítanme significarles mi carácter totalmente apolítico, pero sería por mí visto con sumo placer, si con cierta frecuencia viera reunidos “amical y sinceramente” a D. José Luis y D. Mariano, tomando juntos un café "HABLANDO DE SUS COSAS", si así fuera, es posible que en las próximas elecciones, me vieran en algún Colegio Electoral, escogiendo al “pito pito colorito”, cualquiera de sus respectivas papeletas. Hasta que esa sinceridad y honradez no se manifieste en la clase política, muchas gentes tendrán que ir sobreviviendo con 400 euros mensuales.
(Para alegrar un poco este triste guateque, se sugiere continuar con una conocida canción de Antonio Machin cuya letra reza: Esperanza, Esperanza, sólo sabes bailar chá, chá,chá...)
domingo, 31 de enero de 2010
viernes, 15 de enero de 2010
A MI PUEBLO Y OTROS SEMEJANTES
A MI PUEBLO Y OTROS SEMEJANTES
Lejanos recuerdos
Aunque lustros nos separan
Parecen del ayer
Aldea perdida en la nada
Sus hogares
Piedra a piedra se elevaron
Refugios humildes y austeros
Recias gentes cobijaron
Su dureza comparable
Al terrón que trabajaron
Su corazón sensible
Como la flor de su azafrán
El horror de la contienda
Su miseria acrecentó
Corazones rotos
Piedras desmoronadas
Elevado tributo
Para tan baja condición
Lentamente la cordura
Al desafuero ahuyenta
La razón sustenta
Las piedras de nuevo se levantan
Los corazones vuelven a latir
A los que seguimos en el camino
Sólo nos resta un deber
Honrar la memoria
De los que se truncó su destino
(A la especial atención de mis dos hermanas)
Lejanos recuerdos
Aunque lustros nos separan
Parecen del ayer
Aldea perdida en la nada
Sus hogares
Piedra a piedra se elevaron
Refugios humildes y austeros
Recias gentes cobijaron
Su dureza comparable
Al terrón que trabajaron
Su corazón sensible
Como la flor de su azafrán
El horror de la contienda
Su miseria acrecentó
Corazones rotos
Piedras desmoronadas
Elevado tributo
Para tan baja condición
Lentamente la cordura
Al desafuero ahuyenta
La razón sustenta
Las piedras de nuevo se levantan
Los corazones vuelven a latir
A los que seguimos en el camino
Sólo nos resta un deber
Honrar la memoria
De los que se truncó su destino
(A la especial atención de mis dos hermanas)
viernes, 1 de enero de 2010
RELIGIONES Y ENSEÑANZA
RELIGIONES Y ENSEÑANZA
Actualmente, en el seno de la sociedad española existe un amplio debate, originado por la implantación por Ley en todos centros de enseñanza, ya sean privados o públicos, de la nueva asignatura, ENSEÑANZA PARA LA CIUDADANIA, en sustitución de la anterior, RELIGION.
A pesar de que este cambio de enseñanza ha sido instaurado por Ley promulgada por mayoría en la Cortes Españolas, un amplio sector de la sociedad rechaza frontalmente el cambio en cuestión, originando confrontaciones difícilmente superables.
Las situaciones que crean las mencionadas confrontaciones, podrían tener solución creando un híbrido de ambas asignaturas, a la cual podría denominársele: HISTORIA Y ENSEÑANZAS DE LAS RELIGIONES.
Esta nueva asignatura, desarrollada de forma totalmente objetiva y lo más exhaustiva posible, por parte de un grupo de personajes, tanto laicos como seglares, con probada experiencia en la materia, podría verdaderamente ofrecer una enseñanza a la ciudadanía, acerca de la importancia que tuvieron y continúan teniendo las religiones en el devenir del mundo, conformando sociedades y culturas con sus correspondientes pensamientos, tanto de orden social como político, económico, militar y obviamente religioso.
No cabe la menor duda que la tarea propuesta al respecto, sería una ardua y dura labor, tanto de orden temporal como espiritual o moral, hasta alcanzar el consenso necesario, para satisfacer las aspiraciones tanto de laicos como de seglares.
Llevada a cabo la labor propuesta, avalada por los relevantes personajes que intervinieran en su elaboración, esta obra nos permitiría establecer una comparación entre todas las religiones, lo cual nos llevaría a la conclusión de que todas ellas tienen un origen pagano, basados casi todos sus ritos en el culto a las fuerzas de la Naturaleza (de las cuales dependía la existencia de los seres humanos), cultos básicamente orientados hacia la adoración de los astros, fuente de dichas fuerzas y donde también jugaba un papel muy importante los cambios de estacionalidad de los mismos, cambios que en sus creencias se correspondían con el nacimiento, muerte y resurrección de esas fuerzas naturales. Un ejemplo de la adopción de aquellos cultos paganos es la religión cristiana, la cual ha adoptado las fechas de esos cambios de estacionalidad, para asimilarlo a las fechas de nacimiento, muerte y resurrección del principal personaje de su culto. Al unísono y en paralelo con aquellos cultos, empezó a desarrollarse la adoración de fabulosos personajes, habiendo magnificado su creación a través de extraordinarios alumbramientos, cuyas concepciones habían sido provocadas por luces extraordinarias, por mediación de otros dioses u otras portentosas intervenciones; personajes divinizados por aquellas excepcionales concepciones u otras míticas creaciones, siendo algunos de ellos realzados a su muerte, con su ascensión a espacios etéreos; como claros ejemplos tenemos: Rómulo 700 a.C. personaje de la religión romana y Krishna 3100 a.C. personaje de la religión hinduista.
En el desarrollo de todas las religiones, puede observarse que todas ellas tienen una iniciación esotérica, partiendo de la divinización de fuerzas naturales o personajes, a quienes se les atribuía poderes sobrenaturales extraordinarios, capaces de gobernar tanto elementos físicos como humanos. Divinidades generalmente representadas en forma de esculturas o imágenes, costumbre ésta adoptada por casi todas las religiones desde tiempos inmemoriales , imaginería a la cual actualmente se le continúa todavía rindiendo culto e invocando sus beneficios. Se sobreentiende, que esas creencias eran imbuidas al pueblo por las personas dominantes de aquellas sociedades, con el fin de manipular y orientar a las masas en la dirección religiosa, social, económica, militar, etc., más apropiada del momento, cuyas directrices, podrían asimilarse a las bases de un incipiente derecho civil, para poder mantener al pueblo dentro de un orden. Costumbres y creencias que con el paso del tiempo, han sido adoptadas y adaptadas a sus propios intereses por las religiones de nuestra era, convirtiéndolas en dogmas de fe. Dogmas que en todas religiones, aun partiendo de una misma fuente, han provocado escisiones dentro de las mismas, manifestándose en forma de ortodoxias, integralismos, fundamentalismos, etc., que desgraciadamente derivan en radicalismos y fanatismos, con sus lamentables consecuencias. Puede constatarse que todas religiones de nuestra época, están impregnadas de los mismos y sobrenaturales acontecimientos que lo estaban aquéllas antiguas (apariciones, anunciaciones, concepciones, resurrecciones, ascensiones, salvamento de las aguas, y otros tantos hechos milagrosos). Compruébense todos esos asertos, comparando las religiones actuales con cualquiera de las china, japonesa, hindú, sumeria, persa, egipcia, romana, griega, maya. azteca, etc., y se observará que las bases principales sobre las cuales se sustentan las religiones modernas, son el calco perfecto de todos y cada uno de los cultos paganos de las antiguas, adoptados milenios antes de nuestra era.
Una regla general y en base a lo que acabamos de exponer, además de confirmarse ciertas similitudes entre las antiguas y modernas religiones, existe un denominador común que las une a todas, que es precisamente la base principal sobre la que se apoyan todas ellas y es al mismo tiempo el más importante elemento de atracción y fe para todos sus seguidores, sea cual sea su religión; ese factor a que nos referimos, es sin duda la promesa de un más allá, como recompensa al seguimiento y fidelidad de las normas de vida dictadas por su dios. Ese gen de un ansia de eternidad, que parecemos portar todos los humanos, alimentado por la esotérica existencia de un más allá, es con toda seguridad el fundamento y máximo poder de atracción de todas las religiones.
Una forma tan simplista de manipular a las gentes en tiempos tan pretéritos, se concibe por el mero hecho, de que en épocas no tan lejanas, el conocimiento humano o la ciencia estaban tan poco desarrollados, que incluso las personas más doctas de la época, basaban sus conocimientos en ideas tan simples, que hoy en día no dejarían de ser menos que infantiles. A título de ejemplo nos puede servir el caso de Galileo Galilei, físico y astrónomo italiano (1564-1642), que fue condenado por la SANTA INQUISICION, por defender el hecho de que la tierra se movía y no era el Centro del Universo, como mantenían las fuerzas religiosas del momento. Con este ejemplo, ¡como no comprender cuánto no más era la simplicidad del pueblo llano!, lo cual explica la facilidad de su manipulación, cuyo candor e ingenuidad aumentaría en la medida que nos remontásemos a tiempos más lejanos.
Actualmente, a pesar de los enormes avances culturales, científicos , técnicos y mediáticos que ha alcanzado la Humanidad, existen grandes zonas del planeta, donde persisten seculares costumbres y atavismos, lugares donde el caldo de cultivo de las religiones es desgraciadamente muy fértil, dando lugar a que dogmas y radicalismos se manifiesten cada vez más virulentos, azuzados por las graves situaciones políticoadministrativas, sociales, económicas, medioambientales, etc. Situaciones, que únicamente podrían paulatinamente paliarse, a través de enormes e internacionales vasos comunicantes, que redistribuyesen la riqueza y especialmente la cultura por todo el planeta-
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, cabe preguntarse, ¿porqué un considerable número de gentes ubicadas en nuestro primer mundo, continúan todavía arraigadas a la religión?. Una razón importante, puede ser el mero hecho de que una buena parte de ellas, necesita un refugio que les proporcione asilo y ayuda, para superar los graves problemas de este complejo mundo. En cuanto al resto, las atávicas costumbres continúan dominando su espíritu.En ambos casos, les sería muy beneficioso remediar esa situación lo antes posible, en bien propio y de su prójimo, ya que con ese comportamiento, aunque sea inconscientemente, están siendo esclavos de las reglas de “su dios”, pero no de aquéllas que debiera imponerles su sana conciencia. Un modo sencillísimo de alcanzar ese objetivo, sería desprenderse de las “orejeras” que por voluntad ajena, más que propia, llevan puestas, lo cual les limita su ángulo de visión y comprensión de las cosas, sumidas en un profundo pozo, desde donde sólo pueden observar el mundo de forma repetitiva, monótona y monocolor a través de un pequeño agujero. Tomar la decisión de liberarse de ese “obstáculo ocular“, les posibilitaría ensanchar su ángulo visual a 360 grados, situación que les permitiría observar, estudiar y analizar el mundo en toda su extensión, habilitándolos para establecer criterios propios, por medio de su única voluntad, bajo la sola tutela de su sana conciencia y libre albedrío. Un pequeño avance en este sentido, ya se ha observado recientemente por parte de la comunidad cristiana, pidiendo perdón su“ULTIMO MAXIMO REPRESENTANTE DE LA DIVINIDAD EN LA TIERRA”, por alguna de las muchas atrocidades cometidas por otros de sus “omniscientes y omnisapientes” predecesores. Un ejemplo insultante de la corrupción, hipocresía y falsedad de sus enseñanzas, es la tarifa de 32 indulgencias promulgada en el año 1517 por el papa León X, por las cuales todo aquel que su situación económica le permitiese comprarlas, tanto asesinatos como estafas, incestos, adulterios, violaciones, robos, etc., ¡les era perdonado!. Se discute atribuir o no atribuir la publicación de esas bulas a León X, en todo caso fueron contemporáneas de su época, y de todos modos no cabe en la imaginación, que tamaña aberración se consintiera sin la aquiescencia del más alto “omnisapiente y omnisciente” personaje sobre la tierra. Como toda criatura humana, aquel personaje también tenía sus pequeñas virtudes, prueba de ello es que su refinada hipocresía, la compensaba con la sinceridad manifestada hacia alguna de sus íntimas relaciones:
“Desde tiempos inmemoriales es sabido cuán provechosa nos ha resultado esta fábula de Jesucristo”.
Comentario del papa León X (1513-1521), en su carta dirigida al cardenal Pietro BEMBO, notable lingüista, humanista y poeta italiano.
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Otro ejemplo de notoria sinceridad, es la expresada por el papa Clemente XII hacia otro de sus próximos:
“Se me reprocha que de vez en cuando me entretengo con Tasso, Dante y Ariosto. Pero, ¿es que no saben que su lectura es el delicioso brebaje que me ayuda a digerir la grosera sustancia de los estúpidos doctores de la Iglesia?. ¿Es que no saben que esos poetas me proporcionan brillantes colores, con ayuda de los cuales soporto los absurdos de la religión?”.
Comentario del papa Clemente XII (1740-1758), en su carta dirigida a Bernard MONTFAUCON, ilustre sabio benedictino francés.
Lo reprochable en cuanto a los dos ejemplos anteriormente enumerados, y otros semejantes, es que la sinceridad demostrada por esos personajes hacia sus íntimos, no fuera manifestada con el pueblo llano, con cuya postura, esos personajes, al tiempo que manifestaban una clara hipocresía, también violaban su propia conciencia, aunque a nadie debería extrañarle tales conductas, teniendo en cuenta que la vida disoluta ý la corrupción, eran el marco de comportamiento, para la casi totalidad de las altas jerarquías eclesiales.
Paralelo al pensamiento de los precitados ministros eclesiales y en el mismo orden de cosas, también sería interesante e ilustrativo, sino poder contemplar, al menos imaginar, la escenificación de la inefable parodia que debieron orquestar, aquel selecto grupo de “inspirados y fiables obispos” en su Concilio de Laodicea (360 de nuestra era), para darle forma a las actuales Sagradas Escrituras, adoptando, adaptando, trastocando y manipulando toda clase de pensamientos y escritos antiguos a la conveniencia de sus intereses, todo ello, después de eliminar con su destierro a la oposición arrianista (activa desde el Concilio de Nicea 325 de nuestra era), con el apoyo del emperador Constantino. Esa oposición representada por el grupo de obispos dirigida por el obispo Arriano, en representación de las iglesias orientales, que defendía la tesis de la no consustancialidad divina de Jesucristo, corriente seguida por la mayor parte del pueblo, contraria a la seguida por otro grupo de obispos, representantes de las iglesias occidentales romana y griega, defensoras de la consustancialidad divina de Cristo, tésis defendida por la elite de la sociedad y también apoyada como queda dicho, por el emperador Constantino. Lo paradójico de este asunto, se produce cuando en su lecho de muerte, el emperador Constantino se hizo asistir por un obispo arrianista, lo cual nos confirma, la decisoria influencia que tuvo el poder económico y político, en el triunfo de la tesis de la consustancialidad divina de Jesucristo, sobre la oposición arrianista con el destierro de éstos. La pregunta es, “¿cómo se hubiera representado la vida de Cristo, desde entonces hasta nuestros días, si hubiera triunfado la postura arrianista?“, ¡compleja pregunta!, de no difícil respuesta, si se estudia objetivamente la vida de Jesús. Otra pregunta no menos interesante sería, ¿cómo se hubieran presentado las sagradas escrituras con el triunfo del arrianismo?, sin duda de forma bastante diferente a las actuales. De todas maneras, es innegable la inmensa farsa derivada de aquellos hechos, ya que sin ningún género de dudas, la supuesta salvadora del mundo, la doctrina cristiana, es la principal causante del actual caos mundial existente. Entre sus responsabilidades más directas, así como las causas derivadas, cuentan: Las cruzadas hacia la tierra santa (más apropiado sería calificarla de tierra maldita vista su deplorable situación actual); invasión expoliación y apropiación de las Américas; las atrocidades de la “Santa Inquisición“; vergonzosa colonización y expoliación del continente africano y otras partes del planeta; el desarrollo de dos guerras mundiales (¡enternecedora estampa del papa Pío XII bendiciendo los cañones italianos camino del frente durante la segunda guerra mundial!), y por último y no menos importante, su avasallante colonización económica mundial. ¡Relevante currículum de la fe cristiana!.
En cuanto a la compilación de los Antiguo y Nuevo Testamento, realizada en el Concilio de Laodicea, la única explicación plausible que se encuentra, para comprender porque esas Sagradas Escrituras, se convirtieron en uno de los “best sellers” mundiales en pasados tiempos, se podría explicar por el interés de las gentes, para encontrar alguna respuesta, al halo de misterio que ha rodeado siempre a todas las enseñanzas de su religión, pero que desgraciadamente, esos esotéricos escritos, sólo han contribuido a sembrar más confusión doctrinal entre el pueblo, prueba de ello son las importantes escisiones provocadas dentro de su religión, y a su vez el incontable número de sectas que ello ha provocado. Escisiones y sectas, que sin excepción se han producido y continúan produciéndose en el seno de todas grandes religiones. Tomando como ejemplo la cristiana, tenemos a católicos, protestantes, anglicanos, ortodoxos, etc,. que a su vez todas ellas derivan en una cascada de sectas, y aunque parezca inverosímil, con escisiones dentro de esas mismas sectas, todo ello provocado por las diferentes “inspiradas” interpretaciones, que de sus “ sagradas escrituras”, hacen los diferentes líderes de esos grupos religiosos respecto a esos escritos, con la particularidad que cada una de esas sectas sin excepción, considera poco menos que heréticas a las restantes, por creerse poseedora exclusiva de “LA VERDAD ABSOLUTA”, considerándose cada uno de sus miembros tocado por la gracia de su dios, al tiempo que se conmiseran de la ignorancia y pobreza espiritual del resto de la humanidad; ¡quien considere exagerado este aserto, que se introduzca como topo en cualquiera de esas sectas y se convencerá de ello!. Hemos tomado como principal ejemplo de esos hechos a la religión cristiana, pero no escapan a esa realidad el resto de las otras grandes religiones, en la musulmana por no ir más lejos, tenemos a sunitas, chiítas, zaydíes, ismailíes, salafistas, fundamentalistas, integristas, etc., (la muestra es amplia para escoger entre los 2000 millones de cristianos, 1200 de musulmanes, 860 de hindúes, 360 de budistas, 20 de judíos, y el resto hasta 6000 millones formado por cientos de pequeñas religiones, sectas y agnósticos), ¿con qué dios de ese amplio muestrario nos quedamos para no caer en un error?, ¿qué consejo podríamos darles a las gentes, cuando alguno de esos proselitistas salvadores del mundo se acerquen a ellas?, en esa situación la mejor postura sería atenderle atenta y educadamente, al tiempo que le aconsejásemos ensanchar su horizonte de miras, pensando por sí mismo, evitando que otros piensen por él, para poder salir del error y la esclavitud a los que está sometido por su propia voluntad, fruto de su ingenuidad o inocencia, y porque no admitirlo también, muchas veces fruto de un pueril idealismo. Gentes desvalidas, u otras con problemas sociales, económicos, familiares, psíquicos o incluso religiosos, son los más firmes candidatos, para caer en las redes de esos proselitistas sectarios.
Si reflexionamos sobre lo anteriormente expuesto, hemos de admitir que la principal escisión de la religión cristiana, la protestante, se inició básicamente con el invento de la imprenta y la subsiguiente divulgación de la cultura, con lo cual las gentes empezaron a perder su genético miedo a la religión y su nunca mejor dicho “diabólicas e infernales enseñanzas” . También creemos sinceramente , que todas las observaciones hechas al respecto con relación a la religión cristiana, la mayoría de ellas pueden al mismo tiempo valer perfectamente, para cualquiera de las otras grandes o pequeñas religiones, todavía practicadas en la actualidad. Como colofón a este párrafo, cabría plantearles a cada uno de los máximos representantes de todas las religiones la siguiente pregunta, ¿cree usted que el supuesto dios, a quien usted rinde culto es diferente del que se adora en otras religiones?. Si consiguieran detallarnos una sola razonable diferencia, por mínima que fuera, entre sus dioses, sería cuando comprenderíamos, porque se cometieron y se continúan cometiendo tantas barbaridades en nombre de esas deidades. Para confirmar este comentario, basta echar un pequeño vistazo sobre la actual Europa (Irlanda del Norte, Antigua Yugoslavia), Oriente Medio, Extremo Oriente, Africa, etc., y ya nos perderíamos si el vistazo lo echásemos a tiempos pasados. ¡Señores por favor, descabalguen de sus dogmatismos y atiendan a la razón!, labor que se nos antoja difícil de conseguir, teniendo en cuenta que la religión, además de ser la madre de la política, ha acabado politizándose.
¿Cuándo sucederá que en el seno de las religiones se empiecen a dar cuenta que la verdad nos libera y la mentira nos mantiene creyentes?. Si los altos ministros de todas las religiones supiesen y quisiesen interpretar esa máxima, al tiempo que se lo hacían comprender a sus rebaños, se daría un paso decisivo en la consecución del por casi todos credos anhelado “paraíso“(momentáneamente terráqueo), tarea que por supuesto habría de verse complementada, con la colaboración de los “incorruptos ministros políticos“ de todo el mundo (entendiendo por ministro según el diccionario de la lengua, aquella persona que administra honradamente un bien público, desde el humilde alcalde hasta el más alto cargo político). En el sentido religioso que estamos comentando, se vislumbra cierta esperanza, ya que aunque sea inconscientemente, una buena parte de la población mundial, de tiempos atrás a esta parte, está obviando la religión de forma ostensible; prueba de ello, es que más y más, iglesias y catedrales, se están convirtiendo en monumentos turísticos, en vez de lugares de culto, al tiempo que las vocaciones, son cada vez más raras y escasas. Por supuesto que esa actitud de las gentes, faltas de un falso freno moral, deberían compensarlo con el cultivo y desarrollo de su conciencia, a través de un superior conocimiento y del respeto del pensamiento de su prójimo, todo ello dirigido por su sano razonamiento y libre albedrío, pilares indiscutibles sobre los cuales se asientan la “VERDAD”, y la “JUSTICIA”.
En vista de lo anteriormente expuesto, las gentes pueden preguntarse, ¿entonces qué directrices morales nos quedarían si rechazásemos nuestros dogmas de fe?. La respuesta es muy sencilla, las encontraríamos, adoptando aquellas normas que nos imponga nuestra sana conciencia y libre albedrío. Una sola condición cabría imponerse, poner límites a esa libertad, aquéllos que pudieran contener, todo nuestro amor y respeto por toda la CREACION, habríamos encontrado la VERDADERA RELIGION, librándonos de un conjunto de atávicas , obsoletas y anacrónicas costumbres y creencias religiosas, fuente de una verdadera confusión doctrinal y moral. Reflexión asimilable a cualquier otra grande o pequeña religión practicada sobre nuestro planeta, y con lo cual no se pretende negar la vida y existencia de los personajes que representan a las principales religiones de nuestra época, pero sí rechazar la manipulación que se ha llevado a cabo con su vida, mitificando y hasta deificando su personalidad-
Que nadie crea que el compositor de esta redacción piensa tener condiciones de vidente, adivino o de profeta, o que profese religión alguna, ¡muy lejos de ahí!, en lo único a que se inclina este redactor, es a creer en la certeza de que no somos el Centro del Universo, y de que dentro de más de una de los cientos de miles, por no decir millones de galaxias que pueblan el Cosmos, existen seres en otros planetas, que posiblemente han sido capaces de evitar una situación tan caótica y desoladora, tanto social como económica, medioambiental o política, como la que nos encontramos actualmente sobre la Tierra, por el hecho de estar un paso más adelantados que nosotros, en el SUPERIOR CONOCIMIENTO, así como en el amor y respeto de la CREACION (de la cual aunque sea en grado infinitesimal, formamos cada uno de nosotros parte integral).
Carta abierta para cualquier persona, sin distinción de raza, pensamiento o condición
Actualmente, en el seno de la sociedad española existe un amplio debate, originado por la implantación por Ley en todos centros de enseñanza, ya sean privados o públicos, de la nueva asignatura, ENSEÑANZA PARA LA CIUDADANIA, en sustitución de la anterior, RELIGION.
A pesar de que este cambio de enseñanza ha sido instaurado por Ley promulgada por mayoría en la Cortes Españolas, un amplio sector de la sociedad rechaza frontalmente el cambio en cuestión, originando confrontaciones difícilmente superables.
Las situaciones que crean las mencionadas confrontaciones, podrían tener solución creando un híbrido de ambas asignaturas, a la cual podría denominársele: HISTORIA Y ENSEÑANZAS DE LAS RELIGIONES.
Esta nueva asignatura, desarrollada de forma totalmente objetiva y lo más exhaustiva posible, por parte de un grupo de personajes, tanto laicos como seglares, con probada experiencia en la materia, podría verdaderamente ofrecer una enseñanza a la ciudadanía, acerca de la importancia que tuvieron y continúan teniendo las religiones en el devenir del mundo, conformando sociedades y culturas con sus correspondientes pensamientos, tanto de orden social como político, económico, militar y obviamente religioso.
No cabe la menor duda que la tarea propuesta al respecto, sería una ardua y dura labor, tanto de orden temporal como espiritual o moral, hasta alcanzar el consenso necesario, para satisfacer las aspiraciones tanto de laicos como de seglares.
Llevada a cabo la labor propuesta, avalada por los relevantes personajes que intervinieran en su elaboración, esta obra nos permitiría establecer una comparación entre todas las religiones, lo cual nos llevaría a la conclusión de que todas ellas tienen un origen pagano, basados casi todos sus ritos en el culto a las fuerzas de la Naturaleza (de las cuales dependía la existencia de los seres humanos), cultos básicamente orientados hacia la adoración de los astros, fuente de dichas fuerzas y donde también jugaba un papel muy importante los cambios de estacionalidad de los mismos, cambios que en sus creencias se correspondían con el nacimiento, muerte y resurrección de esas fuerzas naturales. Un ejemplo de la adopción de aquellos cultos paganos es la religión cristiana, la cual ha adoptado las fechas de esos cambios de estacionalidad, para asimilarlo a las fechas de nacimiento, muerte y resurrección del principal personaje de su culto. Al unísono y en paralelo con aquellos cultos, empezó a desarrollarse la adoración de fabulosos personajes, habiendo magnificado su creación a través de extraordinarios alumbramientos, cuyas concepciones habían sido provocadas por luces extraordinarias, por mediación de otros dioses u otras portentosas intervenciones; personajes divinizados por aquellas excepcionales concepciones u otras míticas creaciones, siendo algunos de ellos realzados a su muerte, con su ascensión a espacios etéreos; como claros ejemplos tenemos: Rómulo 700 a.C. personaje de la religión romana y Krishna 3100 a.C. personaje de la religión hinduista.
En el desarrollo de todas las religiones, puede observarse que todas ellas tienen una iniciación esotérica, partiendo de la divinización de fuerzas naturales o personajes, a quienes se les atribuía poderes sobrenaturales extraordinarios, capaces de gobernar tanto elementos físicos como humanos. Divinidades generalmente representadas en forma de esculturas o imágenes, costumbre ésta adoptada por casi todas las religiones desde tiempos inmemoriales , imaginería a la cual actualmente se le continúa todavía rindiendo culto e invocando sus beneficios. Se sobreentiende, que esas creencias eran imbuidas al pueblo por las personas dominantes de aquellas sociedades, con el fin de manipular y orientar a las masas en la dirección religiosa, social, económica, militar, etc., más apropiada del momento, cuyas directrices, podrían asimilarse a las bases de un incipiente derecho civil, para poder mantener al pueblo dentro de un orden. Costumbres y creencias que con el paso del tiempo, han sido adoptadas y adaptadas a sus propios intereses por las religiones de nuestra era, convirtiéndolas en dogmas de fe. Dogmas que en todas religiones, aun partiendo de una misma fuente, han provocado escisiones dentro de las mismas, manifestándose en forma de ortodoxias, integralismos, fundamentalismos, etc., que desgraciadamente derivan en radicalismos y fanatismos, con sus lamentables consecuencias. Puede constatarse que todas religiones de nuestra época, están impregnadas de los mismos y sobrenaturales acontecimientos que lo estaban aquéllas antiguas (apariciones, anunciaciones, concepciones, resurrecciones, ascensiones, salvamento de las aguas, y otros tantos hechos milagrosos). Compruébense todos esos asertos, comparando las religiones actuales con cualquiera de las china, japonesa, hindú, sumeria, persa, egipcia, romana, griega, maya. azteca, etc., y se observará que las bases principales sobre las cuales se sustentan las religiones modernas, son el calco perfecto de todos y cada uno de los cultos paganos de las antiguas, adoptados milenios antes de nuestra era.
Una regla general y en base a lo que acabamos de exponer, además de confirmarse ciertas similitudes entre las antiguas y modernas religiones, existe un denominador común que las une a todas, que es precisamente la base principal sobre la que se apoyan todas ellas y es al mismo tiempo el más importante elemento de atracción y fe para todos sus seguidores, sea cual sea su religión; ese factor a que nos referimos, es sin duda la promesa de un más allá, como recompensa al seguimiento y fidelidad de las normas de vida dictadas por su dios. Ese gen de un ansia de eternidad, que parecemos portar todos los humanos, alimentado por la esotérica existencia de un más allá, es con toda seguridad el fundamento y máximo poder de atracción de todas las religiones.
Una forma tan simplista de manipular a las gentes en tiempos tan pretéritos, se concibe por el mero hecho, de que en épocas no tan lejanas, el conocimiento humano o la ciencia estaban tan poco desarrollados, que incluso las personas más doctas de la época, basaban sus conocimientos en ideas tan simples, que hoy en día no dejarían de ser menos que infantiles. A título de ejemplo nos puede servir el caso de Galileo Galilei, físico y astrónomo italiano (1564-1642), que fue condenado por la SANTA INQUISICION, por defender el hecho de que la tierra se movía y no era el Centro del Universo, como mantenían las fuerzas religiosas del momento. Con este ejemplo, ¡como no comprender cuánto no más era la simplicidad del pueblo llano!, lo cual explica la facilidad de su manipulación, cuyo candor e ingenuidad aumentaría en la medida que nos remontásemos a tiempos más lejanos.
Actualmente, a pesar de los enormes avances culturales, científicos , técnicos y mediáticos que ha alcanzado la Humanidad, existen grandes zonas del planeta, donde persisten seculares costumbres y atavismos, lugares donde el caldo de cultivo de las religiones es desgraciadamente muy fértil, dando lugar a que dogmas y radicalismos se manifiesten cada vez más virulentos, azuzados por las graves situaciones políticoadministrativas, sociales, económicas, medioambientales, etc. Situaciones, que únicamente podrían paulatinamente paliarse, a través de enormes e internacionales vasos comunicantes, que redistribuyesen la riqueza y especialmente la cultura por todo el planeta-
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, cabe preguntarse, ¿porqué un considerable número de gentes ubicadas en nuestro primer mundo, continúan todavía arraigadas a la religión?. Una razón importante, puede ser el mero hecho de que una buena parte de ellas, necesita un refugio que les proporcione asilo y ayuda, para superar los graves problemas de este complejo mundo. En cuanto al resto, las atávicas costumbres continúan dominando su espíritu.En ambos casos, les sería muy beneficioso remediar esa situación lo antes posible, en bien propio y de su prójimo, ya que con ese comportamiento, aunque sea inconscientemente, están siendo esclavos de las reglas de “su dios”, pero no de aquéllas que debiera imponerles su sana conciencia. Un modo sencillísimo de alcanzar ese objetivo, sería desprenderse de las “orejeras” que por voluntad ajena, más que propia, llevan puestas, lo cual les limita su ángulo de visión y comprensión de las cosas, sumidas en un profundo pozo, desde donde sólo pueden observar el mundo de forma repetitiva, monótona y monocolor a través de un pequeño agujero. Tomar la decisión de liberarse de ese “obstáculo ocular“, les posibilitaría ensanchar su ángulo visual a 360 grados, situación que les permitiría observar, estudiar y analizar el mundo en toda su extensión, habilitándolos para establecer criterios propios, por medio de su única voluntad, bajo la sola tutela de su sana conciencia y libre albedrío. Un pequeño avance en este sentido, ya se ha observado recientemente por parte de la comunidad cristiana, pidiendo perdón su“ULTIMO MAXIMO REPRESENTANTE DE LA DIVINIDAD EN LA TIERRA”, por alguna de las muchas atrocidades cometidas por otros de sus “omniscientes y omnisapientes” predecesores. Un ejemplo insultante de la corrupción, hipocresía y falsedad de sus enseñanzas, es la tarifa de 32 indulgencias promulgada en el año 1517 por el papa León X, por las cuales todo aquel que su situación económica le permitiese comprarlas, tanto asesinatos como estafas, incestos, adulterios, violaciones, robos, etc., ¡les era perdonado!. Se discute atribuir o no atribuir la publicación de esas bulas a León X, en todo caso fueron contemporáneas de su época, y de todos modos no cabe en la imaginación, que tamaña aberración se consintiera sin la aquiescencia del más alto “omnisapiente y omnisciente” personaje sobre la tierra. Como toda criatura humana, aquel personaje también tenía sus pequeñas virtudes, prueba de ello es que su refinada hipocresía, la compensaba con la sinceridad manifestada hacia alguna de sus íntimas relaciones:
“Desde tiempos inmemoriales es sabido cuán provechosa nos ha resultado esta fábula de Jesucristo”.
Comentario del papa León X (1513-1521), en su carta dirigida al cardenal Pietro BEMBO, notable lingüista, humanista y poeta italiano.
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Otro ejemplo de notoria sinceridad, es la expresada por el papa Clemente XII hacia otro de sus próximos:
“Se me reprocha que de vez en cuando me entretengo con Tasso, Dante y Ariosto. Pero, ¿es que no saben que su lectura es el delicioso brebaje que me ayuda a digerir la grosera sustancia de los estúpidos doctores de la Iglesia?. ¿Es que no saben que esos poetas me proporcionan brillantes colores, con ayuda de los cuales soporto los absurdos de la religión?”.
Comentario del papa Clemente XII (1740-1758), en su carta dirigida a Bernard MONTFAUCON, ilustre sabio benedictino francés.
Lo reprochable en cuanto a los dos ejemplos anteriormente enumerados, y otros semejantes, es que la sinceridad demostrada por esos personajes hacia sus íntimos, no fuera manifestada con el pueblo llano, con cuya postura, esos personajes, al tiempo que manifestaban una clara hipocresía, también violaban su propia conciencia, aunque a nadie debería extrañarle tales conductas, teniendo en cuenta que la vida disoluta ý la corrupción, eran el marco de comportamiento, para la casi totalidad de las altas jerarquías eclesiales.
Paralelo al pensamiento de los precitados ministros eclesiales y en el mismo orden de cosas, también sería interesante e ilustrativo, sino poder contemplar, al menos imaginar, la escenificación de la inefable parodia que debieron orquestar, aquel selecto grupo de “inspirados y fiables obispos” en su Concilio de Laodicea (360 de nuestra era), para darle forma a las actuales Sagradas Escrituras, adoptando, adaptando, trastocando y manipulando toda clase de pensamientos y escritos antiguos a la conveniencia de sus intereses, todo ello, después de eliminar con su destierro a la oposición arrianista (activa desde el Concilio de Nicea 325 de nuestra era), con el apoyo del emperador Constantino. Esa oposición representada por el grupo de obispos dirigida por el obispo Arriano, en representación de las iglesias orientales, que defendía la tesis de la no consustancialidad divina de Jesucristo, corriente seguida por la mayor parte del pueblo, contraria a la seguida por otro grupo de obispos, representantes de las iglesias occidentales romana y griega, defensoras de la consustancialidad divina de Cristo, tésis defendida por la elite de la sociedad y también apoyada como queda dicho, por el emperador Constantino. Lo paradójico de este asunto, se produce cuando en su lecho de muerte, el emperador Constantino se hizo asistir por un obispo arrianista, lo cual nos confirma, la decisoria influencia que tuvo el poder económico y político, en el triunfo de la tesis de la consustancialidad divina de Jesucristo, sobre la oposición arrianista con el destierro de éstos. La pregunta es, “¿cómo se hubiera representado la vida de Cristo, desde entonces hasta nuestros días, si hubiera triunfado la postura arrianista?“, ¡compleja pregunta!, de no difícil respuesta, si se estudia objetivamente la vida de Jesús. Otra pregunta no menos interesante sería, ¿cómo se hubieran presentado las sagradas escrituras con el triunfo del arrianismo?, sin duda de forma bastante diferente a las actuales. De todas maneras, es innegable la inmensa farsa derivada de aquellos hechos, ya que sin ningún género de dudas, la supuesta salvadora del mundo, la doctrina cristiana, es la principal causante del actual caos mundial existente. Entre sus responsabilidades más directas, así como las causas derivadas, cuentan: Las cruzadas hacia la tierra santa (más apropiado sería calificarla de tierra maldita vista su deplorable situación actual); invasión expoliación y apropiación de las Américas; las atrocidades de la “Santa Inquisición“; vergonzosa colonización y expoliación del continente africano y otras partes del planeta; el desarrollo de dos guerras mundiales (¡enternecedora estampa del papa Pío XII bendiciendo los cañones italianos camino del frente durante la segunda guerra mundial!), y por último y no menos importante, su avasallante colonización económica mundial. ¡Relevante currículum de la fe cristiana!.
En cuanto a la compilación de los Antiguo y Nuevo Testamento, realizada en el Concilio de Laodicea, la única explicación plausible que se encuentra, para comprender porque esas Sagradas Escrituras, se convirtieron en uno de los “best sellers” mundiales en pasados tiempos, se podría explicar por el interés de las gentes, para encontrar alguna respuesta, al halo de misterio que ha rodeado siempre a todas las enseñanzas de su religión, pero que desgraciadamente, esos esotéricos escritos, sólo han contribuido a sembrar más confusión doctrinal entre el pueblo, prueba de ello son las importantes escisiones provocadas dentro de su religión, y a su vez el incontable número de sectas que ello ha provocado. Escisiones y sectas, que sin excepción se han producido y continúan produciéndose en el seno de todas grandes religiones. Tomando como ejemplo la cristiana, tenemos a católicos, protestantes, anglicanos, ortodoxos, etc,. que a su vez todas ellas derivan en una cascada de sectas, y aunque parezca inverosímil, con escisiones dentro de esas mismas sectas, todo ello provocado por las diferentes “inspiradas” interpretaciones, que de sus “ sagradas escrituras”, hacen los diferentes líderes de esos grupos religiosos respecto a esos escritos, con la particularidad que cada una de esas sectas sin excepción, considera poco menos que heréticas a las restantes, por creerse poseedora exclusiva de “LA VERDAD ABSOLUTA”, considerándose cada uno de sus miembros tocado por la gracia de su dios, al tiempo que se conmiseran de la ignorancia y pobreza espiritual del resto de la humanidad; ¡quien considere exagerado este aserto, que se introduzca como topo en cualquiera de esas sectas y se convencerá de ello!. Hemos tomado como principal ejemplo de esos hechos a la religión cristiana, pero no escapan a esa realidad el resto de las otras grandes religiones, en la musulmana por no ir más lejos, tenemos a sunitas, chiítas, zaydíes, ismailíes, salafistas, fundamentalistas, integristas, etc., (la muestra es amplia para escoger entre los 2000 millones de cristianos, 1200 de musulmanes, 860 de hindúes, 360 de budistas, 20 de judíos, y el resto hasta 6000 millones formado por cientos de pequeñas religiones, sectas y agnósticos), ¿con qué dios de ese amplio muestrario nos quedamos para no caer en un error?, ¿qué consejo podríamos darles a las gentes, cuando alguno de esos proselitistas salvadores del mundo se acerquen a ellas?, en esa situación la mejor postura sería atenderle atenta y educadamente, al tiempo que le aconsejásemos ensanchar su horizonte de miras, pensando por sí mismo, evitando que otros piensen por él, para poder salir del error y la esclavitud a los que está sometido por su propia voluntad, fruto de su ingenuidad o inocencia, y porque no admitirlo también, muchas veces fruto de un pueril idealismo. Gentes desvalidas, u otras con problemas sociales, económicos, familiares, psíquicos o incluso religiosos, son los más firmes candidatos, para caer en las redes de esos proselitistas sectarios.
Si reflexionamos sobre lo anteriormente expuesto, hemos de admitir que la principal escisión de la religión cristiana, la protestante, se inició básicamente con el invento de la imprenta y la subsiguiente divulgación de la cultura, con lo cual las gentes empezaron a perder su genético miedo a la religión y su nunca mejor dicho “diabólicas e infernales enseñanzas” . También creemos sinceramente , que todas las observaciones hechas al respecto con relación a la religión cristiana, la mayoría de ellas pueden al mismo tiempo valer perfectamente, para cualquiera de las otras grandes o pequeñas religiones, todavía practicadas en la actualidad. Como colofón a este párrafo, cabría plantearles a cada uno de los máximos representantes de todas las religiones la siguiente pregunta, ¿cree usted que el supuesto dios, a quien usted rinde culto es diferente del que se adora en otras religiones?. Si consiguieran detallarnos una sola razonable diferencia, por mínima que fuera, entre sus dioses, sería cuando comprenderíamos, porque se cometieron y se continúan cometiendo tantas barbaridades en nombre de esas deidades. Para confirmar este comentario, basta echar un pequeño vistazo sobre la actual Europa (Irlanda del Norte, Antigua Yugoslavia), Oriente Medio, Extremo Oriente, Africa, etc., y ya nos perderíamos si el vistazo lo echásemos a tiempos pasados. ¡Señores por favor, descabalguen de sus dogmatismos y atiendan a la razón!, labor que se nos antoja difícil de conseguir, teniendo en cuenta que la religión, además de ser la madre de la política, ha acabado politizándose.
¿Cuándo sucederá que en el seno de las religiones se empiecen a dar cuenta que la verdad nos libera y la mentira nos mantiene creyentes?. Si los altos ministros de todas las religiones supiesen y quisiesen interpretar esa máxima, al tiempo que se lo hacían comprender a sus rebaños, se daría un paso decisivo en la consecución del por casi todos credos anhelado “paraíso“(momentáneamente terráqueo), tarea que por supuesto habría de verse complementada, con la colaboración de los “incorruptos ministros políticos“ de todo el mundo (entendiendo por ministro según el diccionario de la lengua, aquella persona que administra honradamente un bien público, desde el humilde alcalde hasta el más alto cargo político). En el sentido religioso que estamos comentando, se vislumbra cierta esperanza, ya que aunque sea inconscientemente, una buena parte de la población mundial, de tiempos atrás a esta parte, está obviando la religión de forma ostensible; prueba de ello, es que más y más, iglesias y catedrales, se están convirtiendo en monumentos turísticos, en vez de lugares de culto, al tiempo que las vocaciones, son cada vez más raras y escasas. Por supuesto que esa actitud de las gentes, faltas de un falso freno moral, deberían compensarlo con el cultivo y desarrollo de su conciencia, a través de un superior conocimiento y del respeto del pensamiento de su prójimo, todo ello dirigido por su sano razonamiento y libre albedrío, pilares indiscutibles sobre los cuales se asientan la “VERDAD”, y la “JUSTICIA”.
En vista de lo anteriormente expuesto, las gentes pueden preguntarse, ¿entonces qué directrices morales nos quedarían si rechazásemos nuestros dogmas de fe?. La respuesta es muy sencilla, las encontraríamos, adoptando aquellas normas que nos imponga nuestra sana conciencia y libre albedrío. Una sola condición cabría imponerse, poner límites a esa libertad, aquéllos que pudieran contener, todo nuestro amor y respeto por toda la CREACION, habríamos encontrado la VERDADERA RELIGION, librándonos de un conjunto de atávicas , obsoletas y anacrónicas costumbres y creencias religiosas, fuente de una verdadera confusión doctrinal y moral. Reflexión asimilable a cualquier otra grande o pequeña religión practicada sobre nuestro planeta, y con lo cual no se pretende negar la vida y existencia de los personajes que representan a las principales religiones de nuestra época, pero sí rechazar la manipulación que se ha llevado a cabo con su vida, mitificando y hasta deificando su personalidad-
Que nadie crea que el compositor de esta redacción piensa tener condiciones de vidente, adivino o de profeta, o que profese religión alguna, ¡muy lejos de ahí!, en lo único a que se inclina este redactor, es a creer en la certeza de que no somos el Centro del Universo, y de que dentro de más de una de los cientos de miles, por no decir millones de galaxias que pueblan el Cosmos, existen seres en otros planetas, que posiblemente han sido capaces de evitar una situación tan caótica y desoladora, tanto social como económica, medioambiental o política, como la que nos encontramos actualmente sobre la Tierra, por el hecho de estar un paso más adelantados que nosotros, en el SUPERIOR CONOCIMIENTO, así como en el amor y respeto de la CREACION (de la cual aunque sea en grado infinitesimal, formamos cada uno de nosotros parte integral).
Carta abierta para cualquier persona, sin distinción de raza, pensamiento o condición
PERFILES DE LA BIBLIA
PERFILES DE LA BIBLIA
La base sobre la que se apoyan las convicciones religiosas de la casi totalidad de las Iglesias occidentales es la Biblia, aunque a decir verdad, la mayoría, por no decir la casi totalidad de los practicantes de esas religiones, ignoran la forma en que se gestaron sus “Sagradas Escrituras”, lo cual los coloca en una situación de total ignorancia, a la hora de poder enjuiciar los postulados sobre los que se apoya su religión. Existen diferentes versiones de la Biblia, catalogadas con distintos nombres, aunque intrínsecamente sus esotéricos contenidos, apenas difieren.
Para conocer la gestación de esas Escrituras, nos habríamos de remontar al año 325 de nuestra era, fecha en que tuvo lugar el Concilio de Nicea, donde el principal debate a dirimir por los obispos asistentes, fue determinar las pautas que debería seguir la doctrina cristiana, reflejadas en sus “Sagradas Escrituras”.
El Concilio en cuestión, estuvo principalmente marcado por la existencia de dos corrientes teológicas diametralmente opuestas, una sustentada por los obispos representantes de las iglesias occidentales, apoyados por la élite de la sociedad, y a la postre también por el emperador Constantino, corriente que defendía la tesis de la consustancialidad divina de Jesucristo, y la segunda corriente sustentada por el grupo de obispos representantes de las iglesias orientales, liderada por el obispo Arriano, principalmente apoyada por el pueblo, defensora de la no consustancialidad divina de Jesucristo, corriente eliminada por órdenes imperiales, con el destierro de sus obispos. Lo paradójico en este caso, se produjo cuando en su lecho de muerte, el emperador Constantino aún a pesar del apoyo prestado a los representantes de las iglesias occidentales, se hizo asistir por un obispo arrianista. Este hecho confirma la enorme influencia que tuvo el poder económico y político en el Concilio de Nicea, para marcar las principales líneas de orientación de la cristiandad, desterrando a los obispos arrianistas en beneficio de la tesis de la consustancialidad divina de Jesucristo.
Ya libres de toda controversia y oposición, fue cuando en el Concilio de Laodicea (año 360 de nuestra era), los obispos defensores de la consustacialidad divina de Cristo, se aplicaron a la compilación y redacción de las actuales “Sagradas Escrituras”, manipulando una serie de escritos, la mayor parte de ellos apócrifos, atribuidos a personajes que no tuvieron ninguna relación directa con Jesucristo, adoptándolos y adaptándolos a su interés y conveniencia.
La pregunta, o mejor dicho las preguntas que cabría formularse son las siguientes: ¿Cómo se representaría al principal personaje de la fe cristiana si se hubiera impuesto la tesis arrianista?, ¡compleja pregunta!, de no difícil respuesta si se estudia objetivamente la vida de Jesús. Otra pregunta no menos interesante sería, ¿cómo se presentarían las actuales “Sagradas Escrituras” con el triunfo del arrianismo?, sin duda de forma bastante diferente.
Una respuesta de peso relacionada con las anteriores preguntas, nos la proporciona el papa LEON X (1513-1521), con el siguiente comentario: “Desde tiempos inmemoriales es sabido cuán provechosa nos ha resultado esta fábula de Jesucristo”, reflexión incluida en el texto de una carta dirigida al cardenal Pietro BEMBO, notable lingüista, humanista y poeta italiano.
De todas formas, es innegable la inmensa farsa derivada de aquellos concilios, ya que sin ningún género de dudas, la supuesta salvadora del mundo, la doctrina cristiana, es la principal causante del actual caos mundial existente. Entre sus responsabilidades más directas, así como las causas derivadas, cuentan: Las cruzadas hacia la tierra santa (más apropiado sería calificarla de tierra maldita, vista su deplorable situación actual); invasión, expoliación y apropiación de las Américas; las atrocidades de la “Santa Inquisición”; vergonzosa colonización y expoliación del Continente Africano y otras partes del planeta; el desarrollo de dos guerras mundiales; y por último y no menos importante, su avasallante colonización económica mundial. ¡Relevante curriculum de la fe cristiana!, referida por supuesto, tanto a la católica apostólica romana, como a la ortodoxa y protestante y al incontable número de sectas derivadas de esas principales corrientes. Si verdaderamente Jesucristo resucitase de nuevo, ¡Cual no sería su asombro e indignación, constatando la vergonzosa manipulación de su vida y personalidad, y a buen seguro el incontable número de “tenderetes”, que con toda seguridad volvería de nuevo a volcar, en nuestro actual “mercadillo”mundial!.
En vista de lo anteriormente expuesto, las gentes pueden preguntarse, ¿entonces qué directrices morales nos quedarían si rechazásemos nuestros dogmas de fe?. La respuesta es muy sencilla, las encontraríamos, adoptando aquellas normas que nos imponga nuestra sana conciencia y libre albedrío. Una sola condición cabría imponerse, poner límites a esa libertad, aquellos que pudieran contener, todo nuestro amor y respeto por toda la CREACION (de la cual consciente o inconscientemente formamos todos los seres parte integral), habríamos encontrado la VERDADERA RELIGION, librándonos de un conjunto de atávicas y obsoletas costumbres y creencias religiosas, fuente de una verdadera confusión doctrinal y moral. Reflexión asimilable a cualquier otra grande o pequeña religión practicada sobre nuestro planeta.
Sería un verdadero logro, si todos los seres humanos llegasen a comprender esta máxima, “ La verdad nos hace libres, la mentira nos mantiene creyentes “
CARTA ABIERTA PARA CUALQUIER PERSONA SIN DISTINCION DE RAZA PENSAMIENTO O CONDICION.
PS. Si verdaderamente te identificas o compartes alguno de los pensamientos de esta página Web, ¡por favor!, no te lo reserves, compártelo con alguien de tu entorno; ¡podemos despertar nuevas conciencias!. Ese es el único y verdadero fin que perseguimos.
La base sobre la que se apoyan las convicciones religiosas de la casi totalidad de las Iglesias occidentales es la Biblia, aunque a decir verdad, la mayoría, por no decir la casi totalidad de los practicantes de esas religiones, ignoran la forma en que se gestaron sus “Sagradas Escrituras”, lo cual los coloca en una situación de total ignorancia, a la hora de poder enjuiciar los postulados sobre los que se apoya su religión. Existen diferentes versiones de la Biblia, catalogadas con distintos nombres, aunque intrínsecamente sus esotéricos contenidos, apenas difieren.
Para conocer la gestación de esas Escrituras, nos habríamos de remontar al año 325 de nuestra era, fecha en que tuvo lugar el Concilio de Nicea, donde el principal debate a dirimir por los obispos asistentes, fue determinar las pautas que debería seguir la doctrina cristiana, reflejadas en sus “Sagradas Escrituras”.
El Concilio en cuestión, estuvo principalmente marcado por la existencia de dos corrientes teológicas diametralmente opuestas, una sustentada por los obispos representantes de las iglesias occidentales, apoyados por la élite de la sociedad, y a la postre también por el emperador Constantino, corriente que defendía la tesis de la consustancialidad divina de Jesucristo, y la segunda corriente sustentada por el grupo de obispos representantes de las iglesias orientales, liderada por el obispo Arriano, principalmente apoyada por el pueblo, defensora de la no consustancialidad divina de Jesucristo, corriente eliminada por órdenes imperiales, con el destierro de sus obispos. Lo paradójico en este caso, se produjo cuando en su lecho de muerte, el emperador Constantino aún a pesar del apoyo prestado a los representantes de las iglesias occidentales, se hizo asistir por un obispo arrianista. Este hecho confirma la enorme influencia que tuvo el poder económico y político en el Concilio de Nicea, para marcar las principales líneas de orientación de la cristiandad, desterrando a los obispos arrianistas en beneficio de la tesis de la consustancialidad divina de Jesucristo.
Ya libres de toda controversia y oposición, fue cuando en el Concilio de Laodicea (año 360 de nuestra era), los obispos defensores de la consustacialidad divina de Cristo, se aplicaron a la compilación y redacción de las actuales “Sagradas Escrituras”, manipulando una serie de escritos, la mayor parte de ellos apócrifos, atribuidos a personajes que no tuvieron ninguna relación directa con Jesucristo, adoptándolos y adaptándolos a su interés y conveniencia.
La pregunta, o mejor dicho las preguntas que cabría formularse son las siguientes: ¿Cómo se representaría al principal personaje de la fe cristiana si se hubiera impuesto la tesis arrianista?, ¡compleja pregunta!, de no difícil respuesta si se estudia objetivamente la vida de Jesús. Otra pregunta no menos interesante sería, ¿cómo se presentarían las actuales “Sagradas Escrituras” con el triunfo del arrianismo?, sin duda de forma bastante diferente.
Una respuesta de peso relacionada con las anteriores preguntas, nos la proporciona el papa LEON X (1513-1521), con el siguiente comentario: “Desde tiempos inmemoriales es sabido cuán provechosa nos ha resultado esta fábula de Jesucristo”, reflexión incluida en el texto de una carta dirigida al cardenal Pietro BEMBO, notable lingüista, humanista y poeta italiano.
De todas formas, es innegable la inmensa farsa derivada de aquellos concilios, ya que sin ningún género de dudas, la supuesta salvadora del mundo, la doctrina cristiana, es la principal causante del actual caos mundial existente. Entre sus responsabilidades más directas, así como las causas derivadas, cuentan: Las cruzadas hacia la tierra santa (más apropiado sería calificarla de tierra maldita, vista su deplorable situación actual); invasión, expoliación y apropiación de las Américas; las atrocidades de la “Santa Inquisición”; vergonzosa colonización y expoliación del Continente Africano y otras partes del planeta; el desarrollo de dos guerras mundiales; y por último y no menos importante, su avasallante colonización económica mundial. ¡Relevante curriculum de la fe cristiana!, referida por supuesto, tanto a la católica apostólica romana, como a la ortodoxa y protestante y al incontable número de sectas derivadas de esas principales corrientes. Si verdaderamente Jesucristo resucitase de nuevo, ¡Cual no sería su asombro e indignación, constatando la vergonzosa manipulación de su vida y personalidad, y a buen seguro el incontable número de “tenderetes”, que con toda seguridad volvería de nuevo a volcar, en nuestro actual “mercadillo”mundial!.
En vista de lo anteriormente expuesto, las gentes pueden preguntarse, ¿entonces qué directrices morales nos quedarían si rechazásemos nuestros dogmas de fe?. La respuesta es muy sencilla, las encontraríamos, adoptando aquellas normas que nos imponga nuestra sana conciencia y libre albedrío. Una sola condición cabría imponerse, poner límites a esa libertad, aquellos que pudieran contener, todo nuestro amor y respeto por toda la CREACION (de la cual consciente o inconscientemente formamos todos los seres parte integral), habríamos encontrado la VERDADERA RELIGION, librándonos de un conjunto de atávicas y obsoletas costumbres y creencias religiosas, fuente de una verdadera confusión doctrinal y moral. Reflexión asimilable a cualquier otra grande o pequeña religión practicada sobre nuestro planeta.
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