TERRORISMO Y
TERRORISMO DE ESTADO
Fue hasta el
año 2008, que Nelson Mandela estuvo inscrito en el Registro del Servicio de
Inteligencia norteamericano, catalogado como terrorista. Al día de hoy, 48
horas después de su muerte, resulta una paradoja inverosímil la constatación de
esa circunstancia, hecho que automáticamente nos obliga a un cúmulo de
reflexiones morales, sociales, éticas, políticas y económicas, todas ellas
íntimamente relacionadas con nuestro vergonzante Sistema neoliberal.
Desde el
punto de vista moral y ético, resulta verdaderamente escandaloso e insultante
la hipocresía manifestada por la mayoría de los representantes gubernativos
mundiales, manchando la dignidad del apóstol social del siglo XX, fingiendo
adherirse a las manifestaciones de duelo por su muerte, cuando han sido y
continúan siendo ellos, los feroces defensores de la Causa contra la que él ha
dedicado toda su vida. A título de ejemplo más significativo de esa hipócrita
conducta preguntamos, ¿con qué “farisea actitud” se puede presentar la
Delegación norteamericana, a la ceremonia de sus exequias?, con la falsedad de los
no menos “compungidos rostros” (por no decir caras) de tantas otras
Delegaciones, especialmente la representativa de España.
Fueron 27
años, los que el Apóstol social del siglo XX, estuvo privado de libertad como
“terrorista”…, pero nosotros y especialmente él podría preguntar, ¿fue mi
conducta en algún momento de mi vida la de un terrorista, o fui yo la víctima
de un Terrorismo de Estado?, la respuesta es evidente, la obtenemos a través de
las hipócritas manifestaciones de duelo y condolencia de toda la clase política
mundial, sometida ésta, al tiempo que defensora, de la injusta y delictiva Causa, contra la que él siempre
luchó.
Mandela
siempre se caracterizó por su extremada educación y espíritu conciliador, por
eso en la celebración oficial de su funeral, con toda seguridad él no osaría
poner un anuncio como éste, “Reservado el derecho de admisión”; para evitarnos
el sonrojo de ese hipócrita y cínico espectáculo oficial, permítenos “Madiba” que
coloquemos ese aviso con tu aquiescencia,
el evento no resultará tan espectacular, reservándonos ese derecho de
asistencia, pero se compensará sobradamente con una superior y debida dignidad.